El pataki de Eleggúa y Obi que significa «coco» en lengua yoruba, es una historia para reflexionar.
Nos deja una enseñanza fundamental y es que por muy alto que lleguemos jamás olvidemos nuestras raíces y la humildad en nuestro corazón.
Obi: el del alma y el cuerpo blanco.
Olofin había visto en Obi “el coco” un personaje justo, sin orgullo, pretensiones, ni vanidad, en base a esas cualidades Olofin creyó pertinente colocarlo en lo alto de la palma. Le puso su alma y su cuerpo blanco por fuera y por dentro, tan blanco como la pureza.
Como Eleggúa siempre fue el verdadero criado de Olofin, éste lo puso también al servicio de Obi.
Fue así como Eleggúa pudo conocer a todos los amigos de Obi: los ricos, los pobres, los limpios, los sucios, los derechos y los jorobados, los más desdichados y afortunados, sin exclusión alguna.
Obi pierde la humildad.
Pasó el tiempo y Eleggúa percibió un cambio en Obi, desde que había sido encomendado a vivir en lo alto de la palma la humildad no reinaba en él, la altanería y la soberbia se habían apoderado de Obi.
Un día Obi iba a celebrar una fiesta y encomendó a Eleggúa que hiciera las invitaciones para aquel festín.
Como Eleggúa ya había observado el orgullo y vanidad de Obi, realizó una lista de invitados sin excluir a los más desdichados, invitó a todos los limosneros del pueblo, a los más necesitados e indigentes.
Cuando Obi vio su casa llena de tanta gente sucia se molestó y preguntó indignado quien había invitado a toda esa gentuza a su gran fiesta, y todos respondieron que Eleggúa los había invitado en su nombre.
Obi los insultó por arriesgarse a entrar a su casa todos andrajosos, y les dijo a todos groseramente que se marcharan. Todos salieron de allí con mucha vergüenza y Eleggúa también marchó con ellos.
Eleggúa se niega a servirle a Obi.
Tiempo después, un día Olofin mandó a Eleggúa con un recado para Obi, pero este respondió que se negaba a servir a quien era tan soberbio.
Le explicó entonces a Olofin cuanto había cambiado aquella persona humilde que un día conocieron, y que ya no era amigo de todos los hombres, era muy engreído, soberbio y no quería saber nada de los pobres que sufren en la Tierra.
Olofin se disfraza de mendigo para enfrentar a Obi.
Olofin, para constatar aquello que escuchaba de la boca de Eleggúa, se viste de mendigo y se presenta a casa de Obi.
–Necesito comida y refugio –dijo Olofin disfrazado disimulando la voz.
–¿Cómo te atreves a aparecerte en mi presencia tan sucio? – le reprendió Obi
Olofin entonces exclamó:
–Obi, Obi, Obi…
Desconcertado y muy abochornado, Obi se arrodilló ante Olofin y pidió disculpas muy avergonzado por lo sucedido.
Obi recibe el castigo.
Olofin entonces le contestó:
–No te reconozco, tú eras justo, sencillo y modesto, el hombre más limpio que yo había creado, por eso tu cuerpo y tu alma son blancos, como es blanca la pureza.
–Ahora estás lleno de arrogancia, altanería y orgullo.
–Tu soberbia será castigada, dijo Olofin:
«te quedarás con las entrañas blancas y negro por fuera, pero ahora rodarás por el suelo como castigo»
–Además, tendrás que servir a los Orishas y a todos los hombres a partir de ahora y para siempre.
Así fue como el coco se convirtió en el más popular de los oráculos.
Delante de Eleggúa el coco jamás dirá una mentira por miedo a que este le hable a Olofin de él y le ponga también, el alma negra como el cuerpo.