Oshún es una de las principales deidades del panteón yoruba, pues ella representa al amor y a las aguas dulces, sobre todo los ríos.
Es ella la más pura intensidad de los sentimientos, la sensualidad humana, el amor y la feminidad. Es la protectora y defensora de las embarazadas y es también inflexible y justiciera cuando de afrentas se trata.
Su extraordinaria belleza, su alegría exterior, su relación con el dinero y las joyas la caracterizan, y la bondad que emana hace que muchos le muestren su inmensa devoción y le recen y le lleven ofrendas a su templo natural, el río.
La leyenda del Reino de Oshún y su padre Olofin
Hace mucho tiempo Oshún vivía en el castillo de Olofi, su padre y por su inmensa belleza y alegría, era la deidad más alabada en el lugar.
Ello llevó a que se destaparan los celos por parte de la esposa de Olofi, la cual ideó un plan para dejar mal a Oshún ante todos. Finalmente fueron tantas sus malas opiniones sobre Oshún, que logró que su padre tratara a la joven con bastante indiferencia.
Sin embargo, la mujer no estaba satisfecha y deseaba que Olofi asesinara a Oshún. Pero la joven supo del plan de la esposa de Olofin y se fue antes del palacio.
Llorando iba por el monte cuando se cruzó con Yemayá, quien le brindó cobijo diciéndole que, a partir de ese día, su escondite sería el río y también sería su reino.
Olofin consulta a Orula para encontrar a su hija
Pero pronto Olofin descubrió el plan de su mujer y la forzó a dejar su lado y con mucho arrepentimiento comenzó a buscar intensamente a Oshún.
Al no encontrarla por ningún lado, decidió recurrir a la ayuda de Orunmila el adivino. Este consultó con Ifá las buenas intenciones de Olofin y luego le dijo que debía acercarse a la orilla del río, el reino que le otorgó Yemayá a Oshún.
“Cuando estés allí debes sonar una campanita y verter un poco de miel en el agua”
Esas fueron las palabras del sabio Orisha a Olofin, pues solo así lograría que Oshún saliera.
Olofin corrió al río, emocionado por ver nuevamente a su hija e hizo todo lo que Orunmila dijo. Así esperó a que ella apareciera entre las aguas.
Oshún reina y dueña del río
Oshún pronto emergió del agua cristalina de su reino, plena en toda su belleza. Su padre lleno de lágrimas le pidió perdón inmediatamente y le suplicó que volviera a casa a su lado.
Oshún lo abrazó, pero no aceptó su propuesta y le dijo que, aunque lo quería mucho, ahora tenía un hogar y un reino, en el que siempre sería bienvenido. Además, le recordó a Olofin que cuando quisiera verla, solo debía hacer lo que Orunmila había recomendado.
Por eso dejamos las ofrendas para Oshún en los ríos, para llamarla y comunicarnos con ella y hablarle de nuestras alegrías y penas. Ella estará escuchando siempre entre sus poderosas aguas, para consentirnos e interceder ante nuestras angustias.