Hoy agradezco a todas las madres maravillosas del universo.
«Madre» bello concepto de vida y espíritu.
Hoy quiero felicitar a mi madre de vida y de piedra (mi madrina), a esas madres divinas de nuestra religión yoruba, a todas las madres, las que lloran, que sueñan, que existen, creadoras; madre que vuela, que espera, que se esfuerza, madre del Universo.
Y a ustedes divinas Oshún y Yemayá, de quienes nací y a quienes me debo, ¡Gracias por estar a mi lado!
Oshún: eres mi madre, un regalo hermoso en mi vida.
Nunca me has dejado sola, aún sin conocerte nunca lo hiciste. Cambiaste mi vida brindándome estabilidad, salud, amor, alegrías y llantos para conocer la fe.
Ha pasado mucho tiempo y sé que he cometido faltas por no escucharte y aún sigues ahí, te he pedido con dolor y lágrimas y me has demostrado que no es cuando yo quiero, sino cuando tú lo decidas, así eres, mi madre.
Gracias por enseñarme a decir: «Estoy como Oshún quiere, no como yo quiera»
¡Maferefun Iyalorde en mi vida!
Madre: fuiste y eres mi salvación.
Oshún, nuestra Iyalorde amada. Ella llegó a mi vida cuando más la necesitaba, me coroné y desde ese momento cambió mi camino.
Hoy ya entiendo y entenderé por qué me dice sí y por qué me dice no; por qué he llorado y por qué he reído.
Todo llega a su tiempo y ella es la que decide. Gracias madre.
Como un día me dijo mi madrecita, «que la alegría nunca te falte»
Dice Oshún: ríe, aunque sientas ganas de llorar; canta, aunque te ahogues por dentro de angustia; llora junto a mis aguas y cuéntame tus penas; si la ira te invade de tanto coraje siéntate a mi lado, abanícate y baila, aunque tus pies duelan del cansancio.
Recuerda hijo/a mía: yo siempre te daré el brillo con el cuál naciste, pero antes te pondré muchas pruebas para que aprendas a ser fuerte en esta vida.
Nunca agaches tu lerí y con tu sonrisa matarás miles de envidias.
¡Maferefun Iyalorde cada día!