Aunque orar es una de las palabras que más escuchamos vinculada al catolicismo y al cristianismo, lo cierto es que se utiliza en todas las religiones, para referirse a una de las disciplinas más básicas, espirituales e importantes de la vida de todo devoto.
Siempre escuchamos que “Orar es hablar con Dios”, pudiendo establecer una comunicación con las deidades mediante palabras, pensamientos.
Así lo define la Real Academia de la Lengua Española, que refiere que orar es hacer una oración a Dios vocal o verbalmente.
Estableciendo una comunicación fluida y espiritual, hablando de nuestros problemas, de nuestras alegrías, de lo que nos atemoriza o nos preocupa y por supuesto, dando las gracias por las bendiciones que recibimos, es la mejor forma que tendremos de acercarnos a Dios y de pedirle que nos escuche y nos apoye siempre.
¿Cómo podemos orar para que Dios nos escuche?
Para orar necesitamos primeramente tener mucha fe y confiar todos nuestros problemas, por difíciles que sean, a las deidades, a nuestros ancestros… y así pedirles luz y guía en nuestro camino de la vida.
Se ora en el pensamiento, en la palabra, en la acción, hacerlo de forma pausada nos regala momentos de quietud y bienestar, por ello debemos encontrar un sitio donde podamos tener intimidad y tranquilidad, y allí hablar en privado con aquella deidad a la que dirigimos nuestros rezos, confiándole nuestra vida y pidiendo su bendición.
También para realizar esta actividad podemos encender velas y colocarnos delante de una imagen del santo, todos hallamos diferentes formas de orar, la mejor será en la que logremos sentirnos cómodos, tranquilos y con la convicción de que la energía espiritual está fluyendo.
No hay tema alguno que no podamos conversar con las deidades si nuestro corazón es sincero, así que acerquémonos con confianza y dirijamos nuestras oraciones, rezos y plegarias, pidiendo que sean escuchadas, siempre con mucha fe.
¿Por qué no puedo orar?
Orar es una actividad muy común para todo devoto. Muchos aconsejan que debe realizarse como lo primero que se hace en la mañana y lo último con lo que despedimos la jornada en la noche.
Algunas personas se preguntan ¿Por qué no puedo orar? La respuesta está en su corazón, busque tranquilidad, escuche sus pensamientos, olvide la ansiedad y la culpa…
El hábito de la oración requiere de mucha disciplina y constancia, pero siempre es necesario hablar sobre nuestros problemas e inquietudes con las deidades que nos protegen para que no nos queden rencores y sentimientos oscuros en nuestro ser, lo mejor es compartirlo y pedir ayuda espiritual.
También podemos orar cuando nos encontramos en momentos difíciles y necesitamos de la ayuda de nuestros guías espirituales, en los peores momentos, en esos en que falla la fe, la oración nos regalará esperanza y equilibrio en nuestra vida.
Tengamos en cuenta además, que el propósito principal de la oración no es solo presentar nuestras peticiones, sino agradecer las bendiciones y conocer la voluntad de las deidades.