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La práctica de la Novena Espiritual en Cuba

Novena espiritual

La novena espiritual no solo es un ritual, por su gran envergadura ha pasado a formar parte de las costumbres y tradiciones cubanas.

Esta es una selección de plegarias que se rezan después del fallecimiento de un ser querido con la finalidad de que el camino al cielo le sea fácil y seguro para que de este modo su alma pueda gozar de los beneficios del descanso eterno.

Se realiza también con el objetivo de obtener ayuda para vencer alguna dificultad invocándose entonces en la oración a Dios o a un Santo Patrón.

Posee una duración de nueve días consecutivos, aunque también puede realizarse un día específico de la semana durante nueve semanas seguidas. 

Los nueve días de esta oración como práctica ancestral

Este hábito religioso guarda relación con la Biblia pues este texto sagrado refleja que nueve días era lo que tardaría al espíritu del difunto en ascender al cielo.

Otras fuentes defienden la teoría de que las nueve plegarias se vinculan con los nueve meses que duró la gestación de Jesús en el vientre de la Virgen María.

La historia reconoce como impulsor de estas oraciones al Fray Fernando de Jesús Larrea este hombre fue el encargado de distribuir esta doctrina a lo largo del mundo.

¿Cómo se realiza una Novena Espiritual en Cuba?

La novena espiritual goza de gran popularidad en Cuba siendo considerado un rito funerario. Se pone en vigor una vez que se le ha dado sepultura cristiana al fallecido.

Esta se compone de cuatro rezos, los que son encabezados por un Padre Nuestro, este es seguido de un Ave María, luego se ora un Credo y por último es rezada una Gloria.

El individuo que llevará a cabo esta práctica necesitará un vaso transparente el cual debe llenar con agua común.

El primer día colocará el vaso con su respectivo contenido en el suelo, a medida que avancen los días deberá ir colocando el vaso en lugares elevados hasta que el mismo alcance su punto máximo de altura, el cual se debe corresponder con la llegada del noveno día.

Algunos creyentes colocan debajo del recipiente con agua un retazo de papel en el que escriben el nombre del difunto, otros encienden velas mientras recitan las plegarias, aunque esto no es de cumplimiento obligatorio.

Para los cubanos el novenario nombre con el que también se le conoce a esta oración es un acto de amor y consolación por el desprendimiento del espíritu de su representación carnal y su posterior viaje hacia el espacio celestial.

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