1. La ira es como el fuego, no te fíes.
Dice Ifá: «Las discusiones son de mal agüero».
Cuando se desaten discusiones a tu alrededor, aléjate y si eres quien lo provocaste aconsejo que des media vuelta, aunque tengas razón y no discutas bajo ningún concepto delante de tus santos.
Cuando estamos molestos solemos decir lo que es y lo que no es, dañando con palabras y dejando consecuencias irreversibles.
Dice Shangó que controles la ira, comportarse de forma agresiva no conduce a caminos sanos.
Cuando te sientas abrumado sopla un poco de cascarilla en casa o donde estés y verás que servirá para aplacar la situación.
2. La ira ofusca la mente, aprende a manejarla.
Antes de hablar siempre escucha, no debes tener las mismas opiniones, pero sí debes aprender a escuchar y luego discutir.
Antes de criticar, mírate primero y revisa tus defectos.
Antes de opinar sobre lo que no sabes es mejor que calles y aprende de quien habla.
Antes de herir, recuerda cuantas veces te hirieron y volverás a sentir cuánto duele.
No sigas culpando a los demás de lo que tú no lograste, el mejor consejo es que vivas para ti y por ti, ¡no te rindas!
3. Perdiendo también se gana.
Shangó nos libra de batallas, pero escuchemos sus consejos, nadie está exento de tener conflictos cuando no queremos dar el «brazo a torcer».
Siempre debemos ponernos en «los zapatos del otro».
Los consejos se escuchan, no sea soberbio, evite posturas defensivas y sea más sensible y consciente.
No pelee por tener razón, sino para que todos la tengan; sea paciente para resolverlo y cuide sus palabras.
Muchos dicen: “mi padre es Shangó y guerra tendrán”, pero la violencia no es el camino correcto, es mejor solucionarlo siguiendo la palabra y advertencias del santo, recuerde que todos tenemos un Ángel de la Guarda y debemos respetarnos.
Antes de entrar en discusiones, piénselo dos veces.