En nuestro archipiélago cubano se plantaron las raíces de la religión yoruba a través de los conocimientos, piedras y caracoles traídos por los esclavos arribados de África durante el proceso de conquista y colonización.
Este suceso continuó evolucionando y con el paso de los años fueron creciendo y perfeccionándose las doctrinas del panteón yoruba cubano, pasando de generación en generación.
Este fenómeno trajo consigo que mediante las consagraciones de los primeros yorubas los templos religiosos fueran expandiéndose, haciéndose cada vez más grandes y ramificados a lo largo y ancho de la isla.
Las hermosas huellas religiosas de Liberato Valdés
Liberato Valdés fue uno de los primeros oriates reconocidos en Cuba por sus conocimientos sobre el Diloggún, este coronó a Obatalá, Orisha dueño de la inteligencia y de todas las cabezas, de la sopera de Titi Oyeyei y Tía Meme.
Se conoce que se convirtió en un discípulo inseparable de Tomasito Romero con quien desarrolló muchas consagraciones religiosas.
Hace más de 50 años que Liberato Valdés Ewin Leti, nombre de santo que tiene su interpretación en los oídos de Obatalá, le raspó la lerí (cabeza) a mi abuelo Pedro Muñoz y bisabuela Asunción León, santeros mayores que fueron sus ahijados y que se consagraron juntos en la rama yoruba.
Es curioso como la historia le hace justicia a los hombres grandes, pues no existe moyugba a Eggun donde no se mencione el nombre de Liberato Valdés.
Todos los rezos y llamados cumplen un mismo objetivo, que los alagwa coloquen su bendición y den su aprobación sobre las consagraciones que van a realizarse.
Liberato, un ser humilde que nos legó su sabiduría
De Liberato se sabe que fue un hombre humilde y risueño, de buen vestir, que gustaba encontrarse impecable, un hombre correcto de los que ya no se ven, con muchos conocimientos sobre la Osha y el templo religioso yoruba en general.
Liberato concedió siempre gran importancia a los eggunes y al espiritismo, rama que juzgó como una ciencia, la que debía estudiarse con respeto, testimonio que nos ofreció su sobrina, quien hoy día tiene coronado Obatalá y quien posee vastos conocimientos religiosos y más de 25 años de Osha.
Las doctrinas de Liberato poco a poco se fueron expandiendo y como bien le enseñó en el ayer Tomás Cárdenas, sus palabras y procederes se basaban en el respeto hacia los Orishas y los religiosos, pues cada ser humano merecía una consideración.
Este hombre no era partidario de los abusos y no concebía la religión como una fuente de explotación y lucro, pues la codicia y la buena religiosidad según su pensamiento no iban de la mano.