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Pataki ≫ ¿Cómo descubre Aggayú Solá que Kawó Silé era su hijo?

Aggayú y Shangó

Aggayú Solá era un gigante fornido de lava y roca volcánica, su gran fortaleza física infundía temor entre quienes lo rodeaban, está acompañada de un carácter fuerte y rudo le habían merecido el apodo del invencible.

Al ser este el santo dueño de las corrientes del río se encargaba de cruzar a los mortales y demás Orishas de orilla a orilla con la única condición de recibir remuneración a cambio de los servicios prestados.

La historia secreta de Aggayú y Yemayá

Cierto día se propuso a cruzar a la Orisha Yemayá la dueña del océano, quien no poseía monedas con que pagarle, por lo que tuvo que hacerlo con su cuerpo.

Este suceso desencadenó la gestación y el nacimiento de Kawó Silé el rey del tambor batá, secreto que la santa mantuvo en silencio durante muchos años.

Aggayú Solá el Orisha que habita el desierto, se mostraba confiado ante los avatares del destino, se creía invencible pues sentía que su fortaleza física lo respaldaba de cualquier mal, motivo por el cual nunca cerraba las puertas de su casa.

Shangó y su padre Aggayú Solá se conocen

En una ocasión Shangó quien ya era un adolescente y pasó por la puerta del ilé (casa) del gigante y lo divisó repleto de frutas y hortalizas, en un acto desafiante irrumpió en la morada y comió y bebió a su antojo hasta ser vencido por el sueño.

Cuando Aggayú Solá regresó de cumplir su faena diaria se encontró a Shangó dormido sobre su cama y en un acto de furia trató de quemarlo con su lava ardiente.

Al percatarse de que el calor de la lava no lo laceraba, lo llevo al mar para acabar con su vida, en pleno acto Yemayá acudió en auxilio de su descendiente y lo rescató de las manos de Aggayú Solá alegando que Kawó Silé era su hijo.

Entonces una corriente gélida invadió el alma del gran Aggayú Solá al percatarse de la gravedad del acto que iba a cometer, pues tenía serias intenciones de acabar con la vida de su propio hijo.

Padre e hijo se vuelven inseparables

Arrepentido el santo pidió perdón a Kawó Silé, desde ese día Aggayú Solá y Shangó habitaron juntos y se volvieron inseparables, este recibió el amor paternal que por tantos años en silencio había añorado.

Mientras, el gigantesco santo Orisha pudo transmitir sus enseñanzas a su descendiente y aprendió gracias al amor de su hijo a ser más bondadoso y caritativo con los necesitados.

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