La tristeza es una de las emociones más fuertes que podemos sentir a lo largo de nuestra vida y tiene múltiples factores desencadenantes. Puede ser una reacción ante una pérdida o situación adversa que no hemos podido superar.
Incluso, según explican expertos, puede llegar detrás de grandes alegrías cuya dimensión no podemos acaparar y por eso se dice que hay “lágrimas de alegría”.
Todos enfrentamos la tristeza de diferente forma…
El hecho de que una persona ante una determinada situación experimente tristeza o rabia dependerá de si puede hacer algo para mejorar las condiciones. Si no lo logra, realmente se sentirá triste.
También existen personas que, debido a su personalidad, tienden a sentirse tristes, pues esta emoción normalmente va asociada con una baja autoestima, o a la facilidad para sentirse culpable.
Aquellos pesimistas y demasiado exigentes hacia sí mismos, los que son especialmente rígidos, controladores y con una ética y moral exigentes, son propensos a sentir una tristeza devenida de no poder alcanzar sus objetivos.
Pero todos somos vulnerables a este sentimiento, y debemos tener en cuenta que sumirnos en la tristeza puede levantar actitudes negativas y las personas pueden decidir darse por vencidas en distintas situaciones.
Por ello debemos afrontarla buscando el apoyo de nuestros cercanos y de la fe, encontrando además enseñanzas para la vida devenidas de las situaciones complicadas.
5 Consejos para vencer momentos de profunda tristeza:
Cuando te sientas realmente triste recuerda que después de la tormenta llega la calma, no es fácil abandonar esta sensación de agobio, pero acepta tu condición y toma algunos de estos consejos para aliviar la tristeza y seguir adelante:
1. Rodéate de amor y personas hermosas
Rodearnos de nuestros seres queridos e interactuar con los demás nos ayudará a sentirnos queridos y apoyados y superaremos poco a poco el desánimo. Su apoyo es fundamental, para atenuar este sentimiento.
2. Activa tu cuerpo, déjate fluir y lleva una dieta saludable
Realizar ejercicios no solo nos ayuda a mantener una buena forma física, sino que también mejora el estado emocional y anímico.
Igualmente, una dieta saludable ayuda a eliminar problemas asociados a la ansiedad, la angustia o la depresión, actuando de forma positiva en el estado de ánimo.
Productos como los huevos frescos, arroz y cereales integrales, frutas y verduras, el pescado azul, los frutos secos o el aguacate ayudan a nuestro cuerpo a superar la tristeza.
No olvides meditar, es un ejercicio mental excelente para que nuestras preocupaciones y sentimientos fluyan y podamos aceptarlos.
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3. Medita, reza y jamás pierdas la fe
La meditación y los rezos, depositar la fe en los santos, orishas, espíritus protectores, Ángel de la guarda o en aquello que deposites tu fe, y encomendarnos a ellos siempre será un excelente remedio para encontrar elementos positivos y de esperanza en medio de una situación triste.
El rezo nos ayuda a reducir el estrés, la ansiedad o la depresión, y a desarrollar una actitud positiva, más tranquila, y una manera de pensar menos negativa.
4. Piensa en positivo y date cuenta de las bendiciones que posees
No te autocastigues ni pienses siempre en lo negativo de cada situación. Cambia y déjate llevar por las pequeñas alegrías de la vida. Identifica aquellos pensamientos demasiado negativos y que solo llevan al sufrimiento y sustitúyelos por otros más realistas y positivos.
La mentalidad optimista nos ayudará siempre a encarar los desafíos de nuestro camino en la vida.
Si piensas en las cosas buenas que te suceden y te muestras agradecido te darás cuenta que eres afortunado y que miles de bendiciones te acompañan.
5. Da las gracias y deja que fluya todo lo bueno
El agradecimiento por cualquier gesto y situación, por pequeños que sean, nos hace mejores personas. De esa forma, nos sentiremos mejor con nosotros mismos para afrontar numerosas dificultades, pues si agradecemos con fe los pequeños gestos diarios, seremos más felices.
Muchas veces nos centramos más en lo que no tenemos que en lo que sí, actitud que debemos cambiar y llevarla a considerar todo aquello que poseemos y de lo que hemos sido capaces de alcanzar.
No obstante, sentirse triste no está mal, es un sentimiento igual de necesario que la alegría. Es un espacio idóneo para reflexionar y aceptar nuestra vida, tomando fuerzas para seguir el camino que nos fue encomendado.