Las Danzas afrocubanas son hoy ejemplo de conexión de las raíces de África y Cuba, los bailes que acompañaban los ritos religiosos de estas culturas africanas son muestra de la transculturación, y del patrimonio de la cultura cubana en general.
Los bailes afrocubanos reflejan el honor a los dioses del panteón yoruba, imitando sus características físicas, su modo de moverse y sus cualidades y gustos, todo ello aderezado con un ritmo estremecedor de tambores y otros instrumentos.
El baile de Elegguá, muestra la devoción al santo e imita su carácter travieso y alegre. También el lado protector de la deidad queda reflejado en la danza.
La danza del señor de los caminos
En la danza de Elegguá, los movimientos semejan desbrozar y copar los caminos en los montes, ayudado por un “garabato”, o una rama en forma de bastón que se utiliza para separar las hierbas.
Elegguá, corre y se pone tras la puerta. Da brincos y se contorsiona, haciendo muecas infantiles y jugando como los niños.
No obstante, algunos de sus movimientos pueden ser muy eróticos, en la faceta de dios travieso y burlón.
El baile de Elegguá y la magia yoruba
Cuando Elegguá danza, le hará bromas a la audiencia y podrá desaparecer de la vista para aparecer en el momento menos esperado. Y así es el Orisha que tanto se asocia con la suerte.
Los bailarines que le dedican su baile lo imitan en el vestir, con pantaloncillos y colores rojos y negros y en los movimientos alegres y rápidos. Los danzantes pueden bailar individualmente o en grupos en contra de las manecillas del reloj.
Uno de los pasos característicos cuando se realiza la danza de Elegguá, es pararse en un pie y dar vueltas rápidamente.
Y siempre se deberá acompañar el baile con un garabato o bastón, que se utiliza para hacer mímica de abrir un camino a través de una tupida vegetación.