Elegguá siempre está en su otá (piedra) detrás de la puerta, protegiendo el ilé o la casa de los devotos como uno de los siete dioses fundamentales del Panteón Yoruba.
Por ello es el primero en ser llamado en todo acto religioso o festividad y el último en despedirse. Es el mensajero de los dioses y el que permite que las ofrendas y rezos lleguen a oídos de los Orishas.
Y es que Eleguá, uno de los primeros Orishas que se recibe es sumamente venerado en Cuba. Es el primero del grupo de los cuatro guerreros (Elegguá, Oggún, Ochosi y Osun), y considerado el dueño absoluto de los caminos y el destino.
La religión yoruba indica que Elegguá se asienta en varias representaciones, en una otá (piedra), otá conchífera, de arrecife, otá con carga, caracol cobo con carga, un coco seco o de masa con carga, las mismas que se colocan en una vasija plana tras la puerta, delimitando los peligros del interior y el exterior de la morada.
Pataki: ¿Por qué Eleguá vive detrás de la puerta?
Cuenta este patakí que un día el gran Creador Olofin se enfermó y se puso muy grave, y su hijo preocupado, no hallaba modo de curarlo.
Desesperado estaba el muchacho cuando lo encontró Eleguá, quien le preguntó el motivo de su tristeza.
El joven le contó sobre la enfermedad de su padre Olofin y el gran Elegguá le respondió que él conocía la cura y se la daría si recibía algo a cambio.
El joven le contestó que le daría todo lo que deseara si curaba a su padre, entonces el poderoso Orisha lo envió a la playa donde encontraría una mujer muy gorda sentada en un pilón, debajo del cual estaba el secreto que salvaría a Olofin.
Le advirtió también que, para poder tomar la cura, tendría que sostener una fuerte lucha con la mujer hasta tumbarla de su asiento y llevarse el secreto.
Olofin se salva y Eleguá cumple su deseo
Decidido, el hijo de Olofin emprendió el camino a la playa y luego de vencer a la mujer en fuerte lucha, se llevó el secreto con el cual su padre recuperó la salud.
Después buscó a Eleguá para cumplir su promesa y darle cualquier cosa que deseara.
Pero el Orisha solo le pidió que se le concediera el deseo de estar siempre detrás de la puerta para que todo el que entrara lo saludara a él primero.
Su deseo fue concedido y desde ese día Eleguá vive detrás de la puerta.