El arcoíris es una de las energías naturales veneradas de la religión yoruba. Está muy asociado con Oyá, reina de la centella y de la tormenta, que lleva en su vestuario los nueve colores de ese elemento de la naturaleza.
También está vinculado el arcoíris a numerosos patakíes yorubas que lo incluyen como una energía poderosa.
En algunos de ellos, protagoniza las historias junto a Orula, el Orisha sabio y justiciero, representación de la sabiduría y la razón, las buenas decisiones, los factores a favor y todo lo relacionado al destino de los hombres en la tierra.
Orula es el gran benefactor de la humanidad y su principal consejero, siempre toma las mejores decisiones para actuar de la manera más justa y favoreciendo a los hombres.
Es el Orisha de la adivinación, el oráculo supremo y el que revela el futuro a través del secreto de Ifá.
Orula, también es conocido como Orunmila, y no solo influye en el destino de la Tierra y todos aquellos que tienen su hogar aquí, sino que mediante métodos adivinatorios permite la comunicación de los hombres con los Orishas, brindando justicia, ayuda y protección.
Es este sabio, quien decidió darle un escarmiento un buen día al arcoíris.
Pataki, la Historia del sabio Orula y Malé
Cuenta esta historia, que Malé, el arcoíris, bajaba todas las noches del cielo a comer de las cosechas de los hombres y tanto tragaba, que dejaba escasas las raciones de las familias que cultivaban los campos.
Una de las cosechas que afectaba era la de Orula, a la cual bajaba todas las noches del cielo por una soga, para darse un festín con los alimentos que habían sido cultivados para alimentar a la familia del sabio Orisha.
Enterado Orula de las incursiones de Malé, decidió tomar justicia y evitar que se siguieran perdiendo sus cultivos.
Así que hizo ebbó (limpieza) con una botella de otí (ron), comida de todo tipo y un machete y consultó con su tablero adivino la mejor forma de librarse del visitante indeseado.
El castigo del arcoíris, condenado a vivir en la tierra
Orula llevó todo aquello que había preparado a su finca. Al poco rato vino Malé, y comió y bebió todo lo que el sabio orisha había puesto hasta que se cansó.
Y luego se sintió tan lleno que decidió reposar un poquito con el propósito de irse enseguida, pero se quedó dormido profundamente.
Así lo encontró Orula y aprovechó y cortó la soga con el machete. Cuando el arcoíris despertó, ya era de día y arrepentido, le dirigió súplicas al cielo pidiendo perdón, pero ya era tarde y no podría regresar.
Desde entonces Malé, el arcoíris, vive en la Tierra, aunque oculto de los hombres y de Orula. Solo se revela cuando confluyen la lluvia y el sol.