¿Por qué no podemos tocar el cielo? ≫ Patakí de Olorun

En la religión yoruba, Olorun, Dueño del Cielo, es la segunda manifestación del Dios Olodumare, como una de las distintas expresiones de la divinidad que, a su vez, indican aspectos del Ser Supremo.

Está presente siempre de día o de noche, aunque no lo veamos, y por ello lo saludamos parándonos frente al sol con los brazos en alto extendidos y las palmas abiertas en señal de profundo respeto.

Olorun en el cielo permanece, siempre mirando a la tierra y en contacto directo con los hombres, los cuales pueden acudir a él mediante intermediarios, para solicitar su auxilio y su apoyo.

Pero una leyenda yoruba indica por qué debemos acudir a la ayuda de otros dioses si queremos comunicarnos con Olorun.

Patakí: Olorun y su conexión con los seres humanos

Uno de los patakíes yorubas acerca de la creación e inicios del mundo, cuenta que había una época en la que Orun (el llamado paraíso celestial) estaba cerca de la Tierra.

Se dice que por aquellos tiempos los humanos incluso podían tocar el cielo y hablar directamente con Olorun sobre sus deseos, alegrías y tristezas.

Olorun y los seres humanos compartían entonces, una estrecha comunicación y los hombres tenían un acceso sin obstáculos a las cosas buenas en el cielo.

El error de los hombres

Sin embargo, esta felicidad pronto se esfumó debido a las malas obras humanas. El hecho es que un día, un hombre con las manos sucias tocó y embarró el inmaculado, sagrado y pulcro cielo.

Y en lugar de reprocharle su conducta, otras personas se unieron, limpiándose las manos tras cada comida en el bello firmamento y en las nubes que cubrían a Olorun.

Por ello, el Gobernante de los Cielos se irritó muchísimo y movió el paraíso celestial fuera del alcance de los seres humanos.

Como consecuencia, hoy Olorun solo puede alcanzarse a través de intermediarios, uno de ellos es Elegguá-Eshú, el mensajero de los dioses quien se encarga de hacer llegar nuestros mensajes desde la tierra.

Aunque estos mediadores están representados en multitud de dioses del panteón yoruba, quienes son guías, consejeros y hacen llegar nuestras plegarias a los dioses yorubas.