¿Por qué en la Religión Yoruba se realiza el Sacrificio Animal?

Al principio de los tiempos se ofrendaban a los dioses yorubas seres humanos en pago de meses de bienaventuranza y cosechas prósperas.

Odúa quien era rey en este pueblo convocaba a todos sus súbditos para dar auspicio a esta festividad mediante la recolección de ñames, para luego sacar la letra que regiría el año nuevo en compañía de los demás Oluos del reino.

Pataki donde el Hijo de Oduduwá no sacrificó a su propio hijo y así cambió la tradición

El hijo predilecto de Odúa era el Babalawo encargado de comprar al ser humano que se sacrificaba cada año, por tal motivo partió hacia otro pueblo que comerciaba a personas para acometer el encargo.

De camino a su destino se topó con una mujer que llevaba un saco de maíz y no podía cruzar el río con él, por lo que el hombre se lo echó sobre su espalda y le cruzó el río a la fémina y a su mercancía.

Esta en pago al favor realizado, le pagó en especie por sus servicios.

Tiempo después de acontecidos estos sucesos el hijo de Odúa regresó con la ofrenda al pueblo y la mujer con la que había tenido intimidad había descubierto que estaba embarazada, realidad que mantuvo en secreto hasta que dio a luz al pequeño.

El pequeño creció junto a su madre quien lo cuidaba a la par que vendía en la plaza del pueblo.

Un día el niño estaba muy inquieto y la madre para poderlo controlar lo amarró por una pierna al lado de su tarima y continúo atendiendo a los clientes.

De repente llegó un hombre a su puesto y le preguntó si vendía al niño, este era el hijo de Odúa a quien la mujer reconoció instantáneamente.

Ella le dijo que sí, susurrándole al oído al pequeño que no se asustase pues iría por él impidiendo que le sucediese nada malo.

El hombre dio un pago justo por el niño y se lo llevó a su pueblo.

Nace el sacrificio animal en el Reino de Oduduwá

Una vez llegados al reino de Odúa el niño entró en el castillo acompañado por su padre, sin que este lo supiera entregó al pequeño a Odúa quien lo requería para llevar a cabo el sacrificio de apertura del año, la madre quien los venía siguiendo gritó para que se detuviera el ritual.

Esta ante todos confesó lo sucedido años atrás y mandó al niño a cantar la canción que le había enseñado, misma tonada que le había pronunciado su padre el día en que sin saberlo lo concibieron.

Esta dijo que sería un pecado que un padre sacrificase a su propio hijo y propuso en su lugar inmolar a los dioses un chivo, un gallo, una gallina y unas palomas que esta traía en un saco.

A partir de ese día cambiaron las costumbres en el reino, naciendo el sacrificio animal en la Religión Yoruba.