Oshún, la deidad más bella del Panteón Yoruba gustaba de salir a dar paseos por el monte.
Durante su trayecto observaba las plantas y los animales, cada flor y cada nuevo detalle que aparecía ante sus ojos era motivo suficiente para alimentar su felicidad, el aire puro de la manigua le aportaba tranquilidad y le permitía conectarse con el espíritu protector de la naturaleza.
Un día durante sus paseos Oggún, el Orisha dueño del trabajo la vio y quedó flechado por su belleza, tal fue el impacto que la diosa causó en él, que Oggún comenzó a perseguirla con el fin de hablar con ella.
Oshún asustada comenzó a correr pues Oggún para ella era un extraño, debido a que este no se relacionaba con nadie.
Vivía como un ermitaño en el espesor de la manigua, por lo que sus modales eran rudimentarios y su presencia desaliñada causaba un impacto negativo en quienes en raras ocasiones lo observaban.
En la unión del río con el mar se reúnen las Dos Aguas…
En un acto de desesperación Oshún se lanzó al fondo de un río siendo arrastrada por la fuerte corriente.
El agua estaba helada, la diosa se sentía asustada y tenía mucho frío, pero en su corazón existía la tranquilidad de que Oggún había perdido su rastro.
Después de un largo trayecto llegó hasta el punto donde desemboca el río en el mar donde se topó a Yemayá la Orisha madre de todos los humanos.
Entonces le contó lo sucedido y halló consuelo en los brazos protectores de su hermana quien la calmó y buscó muchas maneras para alegrarla.
Compadecida con lo sucedido Yemayá acogió a su hermana y le juró protección, gustosa le regaló el río para que viviera, el cual era uno de sus dominios y la cubrió con las joyas que resguardaba en su cofre del tesoro en el fondo del mar,
De esta forma Oshún brilló, se sintió reina nuevamente, su espíritu se alegró y resplandeció en su rostro una dulce sonrisa.
Las Orishas hermanas que juntas unen su poder…
Se cree que cuando Oshún se encuentra en apuros acude hasta su hermana utilizando ese viejo camino que en antaño le sirvió como vía de escape, siendo entonces la unión del río con el mar el punto preciso para que ambas deidades se reúnan, compartan consejos y sellen pactos.
En la desembocadura del río en el mar Oshún y Yemayá son más fuertes pues sus poderes se fusionan.
Cuando un santero se encuentra atravesando por alguna dificultad le debe ofrecer un sacrificio a ambas santas en este mismo punto y entonces las deidades hermanas acudirán juntas en su auxilio.