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¿Cómo surgieron los cementerios en la Religión Yoruba?

Cementerio yoruba

Cuentan los primeros yorubas que en la tierra Arará existió una gran epidemia que causó muchas pérdidas humanas y animales.

La enfermedad y las plagas azotaban la región sin permitir una recuperación propicia.

Pataki donde Orula marca ebbó para salvar a un pueblo de la muerte

Sus moradores quienes comenzaban a extinguirse decidieron buscar a Orunmila el gran adivino de Ifá para que les ayudase a solventar lo que les sucedía, pues si la situación de la región no mejoraba no iba a quedar ni un solo descendiente de esa tribu con vida.

Orula se compadeció del estado de los habitantes de la tierra Arará por lo que los miró marcándole la realización de un ebbó en el que debían abrir una gran zanja lo más distante posible de sus viviendas y ahí depositar los cuerpos de los difuntos.

Además, debían añadirle un gallo, cascarilla y otros elementos y una vez todo quedase dentro debían sellar bien el hueco.

Con el agua bendita de la lluvia, Olodumare alejó la enfermedad

El oráculo de Ifá añadió que el día en que culminara el ritual habría un gran aguacero mandado por el propio Olodumare y que sería imprescindible que nadie se mojase con él.

Para completar el ebbó los habitantes del pueblo debían pintar con cascarilla las puertas de las casas y no mojarse con el agua de lluvia bajo ninguna circunstancia.

Pues de suceder esto volverían a enfermarse y no habría forma de ayudarlos, pues el agua en unión de la tierra erradicaría de una vez y por todas, los males que los azotaban.

Esa misma noche cayó del cielo el agua bendita por Olodumare quien con la lluvia desterró a la enfermedad de la tierra Arará trayendo la salud y la tranquilidad a los moradores del pueblo.

Y poco a poco con trabajo y perseverancia el pueblo logró restaurar el esplendor de su tierra.

Así nace la tradición de sepultar en tierra yoruba

De esta forma nació la virtud de sepultar a los fallecidos, pues a través de la descomposición de los cuerpos surgía la insalubridad y con esto las epidemias y la presencia de ratas y alimañas sobre las calles, hechos que se traducían en muertes y descontento.

El lugar donde se abrió la zanja por primera vez para realizar el ebbó marcado por Orunmila tiempo después se convirtió en el cementerio de la región.

Surgiendo de esta forma el primer campo santo en la tierra Yoruba, del que fue encargada su custodia a la Orisha Oyá convirtiéndose en su dueña y señora.

Conoce más sobre Oyá, la Dueña del cementerio:

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