Obatalá es el Orisha mayor de la Osha, es el padre de todos los hijos en la tierra y el creador de los seres humanos y de todo lo que habita en el planeta.
Su representación está en el color blanco como símbolo de paz y pureza y en los metales blancos, sobre todo la plata.
Y uno de sus símbolos blancos está muy presente en su baile, pues cuando Obatalá baja, limpia a los que lo rodean con su iruke.
¿Qué es el Iruke?
El iruke de Obatalá es un rabo de mula o vaca preferiblemente blanca o dorada que se consagra para limpiar y despojar de malas influencias y energías, también atributo de otros Orishas como Oyá.
Cuando el Omo (hijo) del Orisha está pasando por momentos difíciles, al hacer limpieza espiritual con el Iruke se favorece con el Ashé del Orisha.
El patakí del Iruke de Obatalá
Cuenta la leyenda que hubo un tiempo de gran escasez de cocos, y Obatalá necesitaba conseguir tres para rogarse la cabeza.
Majá, lo supo y fue al camino por el que siempre pasaba Obatalá. Los puso allí y se detuvo a esperar al orisha con esperanzas de que este lo ayudara.
Al encontrarlos, Obatalá se puso muy contento y le dijo a Majá que le daría la gracia que él pidiera.
Majá le dijo entonces que no podía comer porque no tenía dientes, y al arrastrarse, le era muy difícil cazar.
Entonces Obatalá tomó dos alfileres y se los puso a Majá como dientes y le dijo que podría comer todo lo que estuviera al alcance de su boca.
Al darse la vuelta para marcharse, uno de los miembros de su séquito, Venado, perdió a su acompañante Iruke, porque había caído al suelo. Obatalá le advirtió que nunca volvería a atrás por el camino que ya había transitado, por lo que Iruke quedó en el suelo.
Es por eso que Venado no tiene cola, porque a Iruke se lo comió Majá.
El Iruke y su consagración
El Iruke también es conocido como el Rabo de Obatalá, y se emplea para limpiar la caja del Iworo u Oluo fallecido, pero para esto debe estar bien consagrado por sacerdotes especializados.