El Museo de la Demajagua es una construcción sencilla, tocado por la historia de Cuba y los más antiguos cultos y tradiciones llegados desde África con los esclavos que eran traídos a la Isla desde ese continente en la época colonial. Sus paredes son símbolos de un momento crucial en la historia de la independencia de Cuba.
La antigua hacienda azucarera de La Demajagua, es reconocida como símbolo cubano, pues allí tuvo lugar un hecho que cambió el curso de la Isla que estaba destinada a ser una colonia española más.
Pero el 10 de octubre de 1868, Carlos Manuel de Céspedes tocó la famosa campana de la hacienda y liberó a sus esclavos, muchos de los cuales lo siguieron en el largo camino de las guerras de independencia.
El museo se ubica en la carretera de Manzanillo en dirección a Media Luna por 10 kilómetros; luego, se tuerce y se transitan 3 kilómetros más en dirección a la costa.
Allí no solo podemos ser testigos de un acontecimiento crucial de la historia de Cuba, sino de las tradiciones que los esclavos de la hacienda trajeron desde su querida África.
Tradiciones ancestrales en la Demajagua
Este Museo se encuentra situado en el ingenio que lleva su nombre en el Parque Nacional La Demajagua en la provincia de Granma, en la región sur oriental de la Isla de Cuba.
El Museo La Demajagua de por sí es una leyenda rodeada de misticismo. Se dice que, tras la liberación de los esclavos del lugar, un gran árbol nació dentro de un gigante engranaje, quizás como símbolo de libertad y de religión afrocubana.
Además, el museo guarda recordatorios de aquella época, de los ancestros, de los esclavos africanos, objetos llenos de historia. Un espacio cultural que recoge importantes tesoros con gran valor patrimonial.
Por ello, la edificación constituye un testimonio de aquellos años, y han sido encontrados allí elementos que nos cuentan la época de la esclavitud.
La colección de objetos testimoniales que acoge el museo preservan la memoria de esos tiempos también en los grilletes y cadenas para encadenar a los esclavos, cerámicas que guardaban los atributos religiosos que se encontraron cuando comenzaron las obras de construcción del museo, las armas que utilizaron cuando se unieron a Céspedes y al primer ejército mambí y el símbolo de guerra de independencia, la campana de La Demajagua.
Céspedes y los hombres libres
Cuentan las historias que cuando Carlos Manuel de Céspedes compró el ingenio La Demajagua, decidió realizar unas modificaciones importantes en la forma de tratar a los esclavos.
Les comenzó a pagar un salario por sus labores en la hacienda y finalmente los liberó de la esclavitud, haciendo que muchos se identificaran con esa ya palpable cubanía y que comenzara ese proceso de formación de la propia nacionalidad.