Muchas personas devalúan la función tan importante de la Oyugbona, que he oído llamar «criadas de ceremonia».
A pesar de que tienen la custodia y contraen una gran responsabilidad con el Iyawó (creyente recién iniciado), no se valora en algunas casas y solo se aprecia la posición de la madrina.
El poder que encierra la maravillosa y ancestral función que tiene la Oyugbona dentro de la religión se explica por sí sola cuando se traduce de la lengua yoruba que significa:
«El que con sus ojos vigila el camino».
La vigía del Iyawó:
La Oyugbona vigila el bienestar del Iyawó, es quien equilibra a través de sus cuidados la energía del recién iniciado, refuerza su poder en sus primeros pasos y lo acompaña en el camino del nuevo aprendizaje.
Entre sus funciones posee la responsabilidad de acomodar el cuarto dónde se van a realizar las ceremonias, cuando hablamos de acomodar no se resume a ubicar elementos.
Este proceso implica muchísima espiritualidad, moviendo y equilibrando energías determinadas que tienen que fortalecerse para que todo se desarrolle sin tropiezos.
Entonces:
¿Quién es la Oyugbona?
Dentro de la religión yoruba la función de la Oyugbona (si es mujer) y Oyubbón (si es hombre) es la de ser la segunda madrina en la iniciación del Iyawó, es la ayudante principal de la madrina o padrino.
Es en sí una educadora, una asistente especial que emana buena energía.
Es como una gran madre que te cuida y atiende con todas las bondades que se le ofrecen a un hijo.
En sí, es la segunda al mando de una iniciación o ceremonia, o sea la segunda persona que lleva gran responsabilidad.
¿Quién puede ser Oyugbona?
Para poder ocupar este hermoso cargo de asistir y cuidar al Iyawó como si fuese un hijo pequeño, solo deben ser considerados Oloshas (toda persona que haya cumplido con la etapa de Iyawó) responsables, de buena reputación y formales, pues asumir este cargo conlleva una gran responsabilidad, sobre todo espiritual.
La Oyugbona además de brindar su energía y su Ashé al recién iniciado también deberá cumplir sus funciones y deberes indispensables e importantes dentro de cualquier ceremonia o consagración de nuestra religión, es una función de gran compromiso.
Por tanto, creo necesario enfatizar que por todo esto y mucho más, ya que la espiritualidad y religiosidad que ofrece al Iyawó es imposible de explicar:
¡se le debe tanto respeto como a la madrina o padrino, así también al Ángel de su Guarda!
Respetemos la función de cada cual y su importancia y así uniremos nuestra familia religiosa.
Bendiciones para todos y que nuestros Orishas los acompañen.