Gloriosa se alza en la mayoría de los paisajes cubanos la orgullosa palma real, uno de los árboles más venerados en esta Isla y considerado un símbolo sagrado de cubanía, de historia y de religión.
La palma real, el árbol nacional de Cuba, se considera sagrada para todas las religiones de origen africano.
La palma, símbolo identitario de Cuba, es sumamente valorado por las expresiones religiosas africanas. En los cultos religiosos ella comunica el cielo y la tierra, y es vista como una columna que le proporciona sostén al mundo.
La palma en la Regla de Palo Monte
Para los congos o seguidores de la Regla de Palo Monte, la palma real es Diba, Lala, Mábba y Dunkende, y se dice que cuando a una palma la impacta un rayo, los seguidores de esta expresión religiosa van hasta allí en busca de la “piedra de rayo” para montar las ngangas, o recipientes espirituales.
En estos recipientes se combinan diversos elementos que dota de fuerza espiritual.
Según los mayomberos en la palma real reside Nsasi y por ello debajo del árbol realizan las ceremonias de iniciación, curas de enfermos y se colocan ofrendas.
También utilizan varias partes del árbol para realizar sus prácticas y ceremonias y como amuletos contra energías negativas.
La palma, hogar de Shangó en la Regla de Osha
En la Regla de Ocha la Palma se conoce como llé Changó Orissá, Iggi Opwé y Alabi y el dios del trueno y los tambores, Shangó, habita en su cima, velando por la protección de sus hijos y devotos.
Por ello en la religión yoruba es tan importante la palma para los rituales religiosos vinculados a Shangó.
Allí se le dejan ofrendas y también a los eggunes o espíritus de los muertos que habitan alrededor de su tronco.
Símbolo identitario de religiones
Por su parte los Abakuá le llaman a la palma, Ukano Mambre.
Cuenta la leyenda que a los pies de ese árbol se organizó por primera vez la secta en Cuba, por lo que siempre sus rituales y ceremonias se conectan a este poderoso árbol.
También para los practicantes católicos en Cuba, la palma real es de suma importancia, pues la costumbre indica que, para dar inicio a la Semana Santa, los creyentes salgan a las calles en procesión portando hojas de palma que luego conservan en sus casas como elementos sagrados.
A esta procesión se le conoce como festividad del guano y tanto iglesias como altares se adornan con esas hojas que se queman el Miércoles de Ceniza para marcar el inicio del período de Cuaresma.