La Flor de Loto: Flor y Espíritu en una misma planta ¡Conoce sus virtudes!

Desde la antigüedad los primeros hombres amaron y veneraron la naturaleza, pues mediante esta obtuvieron la respuesta a casi todo lo que necesitaban y adquirieron gracias a la observación de las mismas disímiles habilidades que le permitieron emprender el largo camino hacia la evolución de las especies.

Fue mediante la fauna y la flora que el hombre representó en un primer momento a sus dioses y a raíz de esto comenzó a brindarles veneración.

Acción que se reflejó en la rústica, pero necesaria tarea de homenajearlos mediante frutas y flores.

Práctica que hoy en día sigue constituyendo un pilar fundamental en muchas de las religiones practicadas alrededor del mundo.

El Loto permite entrar en el Mundo Espiritual

La Flor de loto es una de las variedades de plantas acuíferas más famosas del mundo, no solo por su belleza, sino por el caudal de propiedades mágico-religiosas que se le atribuyen.

Los asiáticos en la antigüedad consideraban que mediante un estanque inundado con flores de loto se podía acceder al mundo de los espíritus y obtener mediante el contacto con estas, disímiles respuestas a interrogantes que con urgencia solicitaban solución.

¿Cuál es el significado espiritual de la Flor de Loto?

Mediante la flor de loto se representa la vida y la espiritualidad.

Específicamente esta especie atesora el momento en el que el alma abandona el cuerpo y queda flotando por unos segundos en el limbo, antes de penetrar en el cielo o el infierno oriental.

La pureza y la fertilidad son otras dos de las cualidades que se ven reflejadas en la flor asiática.

La cualidad que posee el loto de flotar, inspira a pensar a los devotos en lo etéreo del alma una vez que rompe las ataduras con el plano terrestre y comienza a evolucionar elevándose hacia un plano superior.

Una de las flores con las semillas más longevas

El loto es sagrado porque los dioses lo usaron para revelar el camino del bien a los perdidos y con sus pétalos calmaron el hambre de los caminantes según la mitología oriental.

Mismos desdichados que con la ayuda de sus hojas lograron emplearlas como recipientes para calmar su sed y beber el agua del manantial sacrosanto.