En tiempos en que Oshún y Oggún vivían en medio del monte habían establecido una ley de estricto cumplimiento sobre la tierra de Adifiri.
Esta consistía en que ningún ciudadano de esta tierra podía salir de su región.
Para que de esta manera no introdujeran las epidemias que azotaban a otros pueblos en el interior de sus hogares, siendo esta la única manera de mantenerlos sanos y salvos a todos.
Pataki donde Oshún y Oggún alejan la enfermedad y la epidemia del pueblo
Oggún y Oshún se sustentaban mediante la caza en el monte, ambos Orishas atrapaban a sus presas y las iban almacenando en las raíces de los árboles que colindaban con el pueblo Adifiri.
Al paso del tiempo estas se iban corrompiendo y el mal olor inundaba el lugar.
Motivo por el cual se veían obligados a paulatinamente irse trasladando de sitio en sitio sin tener un lugar fijo para establecerse.
Entre tantos sitios donde asentarse, Oggún escogió inconscientemente hacerlo sobre un nido de ratones.
Entonces al depositar sus presas cazadas, los roedores las contaminaban y posteriormente atravesaban los muros de la ciudad regando a su paso muchas enfermedades infecciosas por doquier.
Sin que ningún ciudadano comprendiese del porqué de su dolencia pues ninguno salía de su pueblo siendo incapaces de esta forma de contaminarse.
La diosa Oshún se enferma y descubre a los ekutes
Oshún quien también había sido víctima de la enfermedad producida por el ratón se encontraba en muy malas condiciones y tras una noche de malestares descubrió a los ratones, nombrados en el dialecto yoruba ekutes, alimentándose de sus reservas de comida.
Descubriendo de una vez la fuente de infección, esta casi sin hacer ruido llamó a Oggún para que viese a los roedores contaminando sus alimentos.
Desde ese entonces sin que el ratón lo supiera los Orishas mandaron un aviso al pueblo para que en todas las casas pusieran ratoneras y así exterminar la plaga por completo.
Un gran castigo para los ratones por mandato de Oshún
Cuando los ekutes fueron capturados en las ratoneras Oshún los maldijo condenándolos a desenvolverse entre las pestilencias y los elementos corrompidos.
Haciéndolos cargar con la maldición de llevar las epidemias y la insalubridad a todos los sitios donde se presentaran.
Hecho al que se le sumaba el desprecio de los seres humanos y los animales quienes desde ese día los repudiarían y los asediarían para matarlos.
Por lo que desde ese día los ratones fueron obligados a vivir en madrigueras y a esconderse de los humanos, saliendo de sus cuevas fundamentalmente en las noches.