A través de estos dos patakis nacidos en el signo Ogbe Odi se relatan dos situaciones de la vida cotidiana, donde se refleja la importancia de cumplir con el deber en el momento y lugar preciso.
El hombre que se entregó a la Muerte olvidando su misión en la tierra
Relata el pataki que existió una vez un hombre que decepcionado de la vida decidió sin pensarlo entregarse a la muerte.
Este tenía colgado de su cuello un güiro en el que guardaba su misión sobre la tierra, la que no había cumplido por falta de ánimos para hacerlo.
Al presentir que su hora de dejar este mundo se acercaba partió hacia el monte y se acostó sobre la yerba.
Sin quererlo cayó sumido en un sueño profundo, de repente visualizó la figura de un hombre que le preguntaba si deseaba morir a lo que este contestó que sí.
Dicho hombre era Olofin, el que le comunicó que podría hacerlo cuando cumpliera con la misión que se le había asignado, la cual había quedado inconclusa hasta ese entonces.
Argumentando a su vez que él no tenía motivos para estar descontento con la vida sino todo lo contrario, esta era la que debería haber estado disgustada con él por haber desperdiciado su valioso tiempo sin haber hecho nada de provecho.
El hombre que repartió el saber por mandato de Olofi
Una mañana como cualquier otra, hizo su visita en el reino de los cielos un hombre que deseaba ansiosamente entrevistarse con Olofin.
Este se mostraba impaciente refiriendo a todo el que se topaba la urgencia que sentía por hablar con el Orisha supremo.
Este traía la sorpresa al gran Orisha de atesorar todo el conocimiento del mundo, el cual estaba dispuesto a entregar al cielo por ser el tenerlo un privilegio divino.
Olofin al ver tal situación explicó pacientemente al hombre que:
él había enviado el conocimiento a la tierra como un don para que todos pudieran utilizarlo y nutrirse de él, por lo que a partir de ese momento era su responsabilidad devolverlo a los hombres y que esta era una tarea que debía cumplir específicamente él.
De regreso a la tierra y cumpliendo la palabra que había empeñado ante Olofin, el hombre se convirtió en maestro y de su cuenta corrió a devolverle a la humanidad la virtud del saber, haciendo el mundo un lugar mejor durante muchas generaciones seguidas.