Pataki de Oshún y Orula, salvando a un reino de sus enemigos

Oshún, Osha de cabecera, guerrera, mujer y madre, dueña de ríos y del dulzor de la miel, representa la intensidad de los sentimientos y la espiritualidad, la sensualidad humana, el amor y la feminidad.

La Diosa del Amor yoruba, es la más pequeña, la más alegre y más consentida en el panteón yoruba, es también justa y valiente y adora luchar por las causas nobles.

Su bondad es tan grande como tan lejos llegan sus aguas, entrega amor y fluye como la corriente de sus ríos.

Así, se vio ligada una vez a Orula, el gran adivino yoruba, en su intento por salvar a un reino de sus enemigos.

Leyenda de Oshún, virtudes de la Diosa del amor

Cuenta el patakí que el monarca de una tierra yoruba estaba asediado por enemigos políticos por doquier que trataban de usurpar el poder.

Preocupado, el rey mandó a llamar a Orula, el babalawo más famoso de su comarca, pero este se negó a ir al palacio.

Varias veces lo llamó el monarca con todas las ofertas posibles pero el adivino constantemente se negó a aparecer frente a él.

Pero Oshún quiso ayudar al reino y se ofreció a buscar a Orula. Así apareció de visita en la casa del babalawo, y conversó con él hasta muy tarde. El adivino quedó encantado con la hermosa y sabia muchacha.

Pero como hablaron hasta muy tarde, Oshún le pidió que la dejara dormir en su cama aquella noche para no enfrentar el peligro de los caminos.

Por la mañana, se despertó muy temprano y puso el ékuele (oráculo) y el iyefá (polvo de Ifá) en su pañuelo y le preparó un buen desayuno a Orula. Luego le anunció que ya se tenía que marchar.

Pero Orula no quería separarse de la bella muchacha así que decidió acompañarla por el camino.

Caminando y conversando ambos llegaron a un río. Allí el adivino le dijo a Oshún que no podía continuar, sin antes consultar con el ékuele para saber si debía hacerlo o no.

Y así la sabia joven le enseñó lo que había traído en el pañuelo. Se convenció Orula de que debía seguirla y así llegó al palacio del rey.

Orula consulta a Ifá y salva de la guerra a un pueblo

El monarca estaba desesperado ante la intriga de sus enemigos políticos y quería preguntar si habría guerra o no en su país, y cómo podría identificar a aquellos que le eran leales.

El adivino entonces tiró el ékuele y le dijo al rey que debía ofrendar dos eyelé (paloma) y oú (algodón). Luego de hacerlo, le dijo al rey que no tendría problemas, y que saldría victorioso de la guerra.

Asimismo, le advirtió que debía fijarse en todos sus súbditos, pues los fieles serían aquellos que tenían algodón en la cabeza. Y como la palabra de Orula nunca cae al piso, el reino gozó desde entonces de la paz y la tranquilidad.

Oshún no solo es una orisha hermosa, sino que su bondad brilla tanto como sus riquezas. Leyendas como estas nos hacen reflexionar sobre la importancia de ayudar al prójimo y usar la inteligencia y la astucia para lograrlo.