Nuestra Señora de Lourdes es una santa correspondiente al culto católico, venerada por sus milagros relacionados con la salud de los cuerpos y la redención de las almas.
Su aparición desde tiempos remotos ha sido motivo de gran veneración por parte de los devotos, que con fervor veneran su imagen por considerarla cercana a la imagen del Todopoderoso.
Siendo su santuario uno de los templos más visitados del mundo, el que se encuentra situado en la gruta de Massabielle en Francia.
Pio XII escribió múltiples homenajes a la Nuestra Señora de Lourdes, pero ninguno le hizo tanta justicia como la Oración que les ofrecemos a continuación.
Rezo que se invoca para obtener la redención del alma en la fe consensuada bajo la doctrina de que Cristo salva a sus hijos guiándolos por el sendero del bien y del amor al prójimo.
¿Cómo nos ayudará este rezo a Nuestra Señora de Lourdes?
Con esta plegaria se obtiene la protección de la santa patrona de los enfermos, la virgen guardiana de los hospitales, pidiéndole la paz, el amor, la confianza y la fe que se necesita para sopesar las pruebas enviadas al hombre en su peregrinar por la vida.
Demostrando que en la existencia humana se necesita la palabra de Dios para hallar todo aquello que engrandece, que no destruye y que se necesita para construir un mundo más feliz y eliminar las huellas:
- Del pecado,
- la envidia y
- los sentimientos ajenos a la caridad de la morada de la familia.
Oración milagrosa a la Virgen de Lourdes en búsqueda de la redención.
Dóciles a la invitación de tu voz maternal, oh Virgen inmaculada de Lourdes acudimos a tus pies en la humilde gruta donde apareciste para indicar a los extraviados el camino de la oración y la penitencia, dispensando a los que sienten las gracias y prodigios de tu bondad.
Recibid, oh reina compasiva, las alabanzas de pueblos y naciones, unidos en la lucha y la amargura, elevan confiados a ti.
¡Oh blanca visión del paraíso! aparta de los espíritus las tinieblas del error con la luz de la fe.
Oh mística rosa, socorre las almas abatidas con el celeste perfume de la esperanza.
Oh fuente inagotable de aguas saludables, reanima los corazones endurecidos, con la ola de la divina caridad.
Haz que nosotros tus hijos, confortados por ti en las penas, protegidos en los peligros, apoyados en las luchas, amemos y sirvamos a tu dulce Jesús y merezcamos los goces eternos junto a ti. Amén.