Relata el pataki nacido en el odun Ogbe Oche que como pago para mitigar los conflictos existentes entre Odúa y Olokun, este último entregó al Orisha una de sus hijas, forjando con esto una alianza de paz y así vivieron cada uno en su reino con armonía y tranquilidad.
Tiempo después Odúa se casó con la hija de Olokun y juntos formaron una familia a pesar de que el amor verdadero no había surgido entre ellos.
La nueva esposa de Odúa era muy bella por lo que despertaba el interés de otros hombres quienes deseaban cortejarla y entre estos se encontraba Orula.
Pataki: El amor nace entre Orula y la hija de Olokun
El gran adivino se topaba a la esposa de Odúa en todas partes en las que se encontraba.
Sus choques ocasionales comenzaban a parecer muestras de tentación hacia la cordura de ambos, ya que la joven mujer no se encontraba ajena al gusto hacia Orumila.
Al paso del tiempo el interés se hizo mutuo, el amor floreció entre ellos y en secreto consumaron su deseo.
Al regresar a su casa Orumila sabía que no había actuado bien, por lo que se registró para ver qué podía hacer ante tal situación.
Solo haciendo Ebbó, Orula se salvaría de un grave peligro
Ifá le recomendó la realización de un ebbó, pues su vida según los signos obtenidos corría grave peligro producto al adulterio.
Entonces Orula se dispuso a buscar todo lo necesario para llevarlo a cabo lo más rápido posible.
Después de realizar una parte del ebbó, Orula se realizó varias marcas permanentes en su cuerpo utilizando tintas provenientes de raíces de plantas que poseían fuertes pigmentos, camuflando ante los ojos del mundo su apariencia para poder seguir viviendo con la hija de Olokun.
Completando de este modo la parte final de la ceremonia que el odun había señalado.
Orula cumple con la palabra de Ifá y se libra de su enemigo
Una mañana Orula y su amada se habían quedado dormidos en un descuido, mientras Odúa había decidido visitar a su esposa a sus aposentos.
Al entrar a la habitación vio sobre la cama a su esposa dormida y a su lado a un leopardo quien velaba su sueño, por lo que decidió retirarse y dejarla dormir en paz.
El ebbó que Orula se había realizado impidió que Odúa lo reconociera y de esta forma sus tatuajes lo hicieron invisible ante los ojos enemigos.
Así, Orula y su amada pudieron seguir viviendo su romance sin sufrir ningún peligro.