Santo Tomás de Aquino quien fuese conocido por ser el patrono de los estudiantes y las instituciones educativas planteó la necesidad de comprobar con hechos la fe, los sueños y los cambios deseados por los seres humanos.
Pues entre sus doctrinas siempre primó el sacrificio por conseguir lo que se deseaba, dejando en claro que:
Solo se obtendrían los logros si se trabajaba en base a ellos, pues era irracional dejar en las manos de Dios todo el trabajo.
Conoce estas oraciones a Santo Tomás de Aquino
A este santo se acude para obtener numerosos milagros entre los que destacan los proyectos relacionados con la enseñanza y el aprendizaje.
En Santo Tomás se busca el apoyo para vencer los miedos, pues el doctor de la Iglesia Católica tenderá siempre su mano a los que tengan ganas de progresar trabajando duro y sacrificándose por ello.
1. Hermosa oración a Santo Tomás para rogar que interceda
Gracias te doy, Señor Santo, Padre todopoderoso,
Dios eterno, porque a mí, pecador, indigno siervo tuyo, sin mérito alguno de mi parte, sino por pura concesión de tu misericordia, te has dignado alimentarme con el precioso Cuerpo y Sangre de tu unigénito Hijo, mi Señor Jesucristo.
Te suplico que esta Sagrada Comunión no me sea ocasión de castigo, sino intercesión saludable para el perdón; sea armadura de mi fe, escudo de mi voluntad, muerte de todos mis vicios, exterminio de todos mis carnales apetitos y aumento de caridad, paciencia y verdadera humildad, y de todas las virtudes:
Sea perfecto sosiego de mi cuerpo y de mi espíritu, firme defensa contra todos mis enemigos visibles e invisibles, perpetua unión contigo, único y verdadero Dios, y sello de mi muerte dichosa.
Te ruego que tengas por bien llevar a este pecador a aquel convite inefable, donde Tú, con tu Hijo y el Espíritu Santo, eres para tus santos luz verdadera, satisfacción cumplida, gozo perdurable, dicha consumada y felicidad perfecta.
Por el mismo Cristo Nuestro Señor. Amén.
2. Oración de Santo Tomás para el estudio ¡Dame Señor entendimiento!
¡Oh inefable Creador nuestro! Altísimo principio y fuente verdadera de luz y sabiduría, dígnate infundir el rayo de tu claridad sobre las tinieblas de mi inteligencia, removiendo la doble oscuridad con la que nací: la del pecado y la ignorancia.
¡Tú, que haces elocuentes las lenguas de los pequeños, instruye la mía, e infunde en mis labios la gracia de tu bendición!
Dame agudeza para entender, capacidad para retener, método y facilidad para atender, sutileza para interpretar y gracia abundante para hablar.
Dame acierto al empezar, dirección al progresar y perfección al acabar.
¡Oh Señor! Dios y hombre verdadero, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.