Mucho hemos escuchado hablar sobre Santa Teresita y Santa Teresa, sin embargo, son figuras religiosas que han generado una inmensa polémica en torno a si ellas constituyen o no, la misma santa.
No obstante, en la religiosidad católica se presenta que son dos santas diferentes, pero que tienen mucho en común, además del nombre y la fe que promulgaban.
Ambas son doctoras de la Iglesia y a ambas menciona el catecismo de la Iglesia Católica cuando habla del tema de la oración.
Además, estas dos santas compartieron su fe y su visión de Dios, además de su amor a la Biblia, proyección misionera y fe en la Iglesia.
Santa Teresa de Ávila, la mística santa
Conocida también como Santa Teresa de Jesús nació en Ávila en España en 1515 y pasó su vida religiosa en el Carmelo de la Antigua Observancia.
Fue fundadora de la Orden de Carmelitas Descalzos tanto femenino como masculino.
Dedicó parte de su vida a las misiones en los caminos de España y se le tenía como mística e intelectual.
Su nombre secular fue Teresa Sánchez de Cepeda Dávila y Ahumada.
Santa Teresita, la joven sierva de Jesús
Teresita fue bautizada con el nombre de María Francisca Teresa, pero en su familia fue siempre llamada por su tercer nombre, que conservó en la vida religiosa.
Ella fue una Carmelita Descalza, convento del que Santa Teresa fue patrona y fundadora.
Pero Teresita no salió nunca del convento donde entró a los 15 años pues murió en plena juventud.
Se conoce como Santa Teresa del Niño Jesús o Teresa de Lisieux, o simplemente, Santa Teresita.
Similitud de pensamiento en ambas Santas
Tanto Santa Teresa como Santa Teresita, tuvieron experiencias cercanas a Dios, debido a sus similares comportamientos con los pecadores, sus parábolas y su especial devoción a los momentos de la vida de Jesús en los que más se vislumbra su debilidad, su pasión y su humanidad.
Ambas convirtieron su fe y su pensamiento tras una visión de Jesús.
Santa Teresa, al ver una imagen de Cristo atado a la columna y a Santa Teresita, el Niño Jesús se le aparece y le ayuda a no llorar más y a comportarse como una adulta.
Las dos tienen también la experiencia de Jesús como su Maestro.
Santa Teresa de Jesús escribía:
“Cuando su Majestad quiere, en un punto lo enseña todo, de manera que yo me espanto”.
Y Teresa del Niño Jesús declaraba:
“No creas que estoy nadando entre consuelos.
No, mi consuelo es no tenerlo en la tierra.
Sin mostrarse, sin hacerme oír su voz, Jesús me instruye en secreto; no lo hace sirviéndose de libros, pues no entiendo lo que leo”
Teresa y Teresita escribieron ambas, textos muy similares y muy avanzados para el pensamiento eclesiástico de la época en que vivieron, en los que defienden a las mujeres al mismo tiempo que proclaman la palabra de Cristo y la fe cristiana.