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Oreja no pasa cabeza, el respeto a los mayores

Oreja no pasa cabeza

Dice Ifá que Oreja no pasa cabeza, refrán popular yoruba que proclama el respeto a los mayores no solamente en la práctica de la religión, sino también en la vida cotidiana.

Ellos son los más sabios y los que pueden ejercer como nuestros guías por los peligrosos caminos de la existencia humana. Escuchar sus consejos, siempre nos hará bien.

Es por eso que, en Cuba, yorubas, abakuá, paleros y todo tipo de practicantes de las creencias religiosas africanas, prestan extrema atención al respeto de los mayores.

Refrán yoruba: Oreja no pasa cabeza

Son múltiples los refranes populares que abundan en esta Isla. Algunos llegaron con los españoles y son de influencia católica como “Ojo por ojo y diente por diente”, “No solo de pan vive el hombre” o “El hábito no hace al monje” y “Más sabe el diablo por viejo que por diablo”.

Mientras que muchos proverbios pertenecientes al rito yoruba, el congo o palero, el lenguaje de los arará y de los abakuá, han mantenido su lenguaje tradicional, aunque con el tiempo fueron transportados del idioma original al español en forma de refranes, uno de ellos es Oreja no pasa cabeza.

Patakí: La trampa de Eleguá a los hijos de Orula

Cuenta el patakí que Orula tenía tres hijos a los que había enseñado con paciencia, pero los muchachos resultaron ser soberbios y querían saber más que el padre.

Eleguá, enterado de todo, preparó la manera de encontrarse ellos.

–Eleguá, ¿qué llevas ahí? –preguntó el mayor de los hijos de Orula, que fue el primero en verlo e intrigarse por una cazuela que llevaba el dueño de los caminos debajo del brazo.

–Esta cazuela hace milagros –repuso Eleguá.

Eleguá les explicó cómo con aquella cazuela ellos podrían cortarse la cabeza, tirarla para el aire y luego caería en el mismo sitio. A lo que uno de los hermanos respondió que con eso podrían dejar al viejo atrás.

Pues le compraron el artefacto a su dueño y partieron a casa del padre para demostrarle su poder y Eleguá, los siguió discretamente y se escondió en la copa de árbol muy próximo a la casa de Orula.

Los hermanos salieron para mostrarle al padre de lo que eran capaces. El primero de ellos se cortó la cabeza y la tiró al aire, pero Eleguá la cogió desde su escondite y el cuerpo cayó inerte.

El segundo en edad, al ver el fracaso de su hermano afirmó que su hermano no sabía hacerlo y que era su turno. Y le sucedió lo mismo.

El más pequeño de los tres no quiso dejar pasar la oportunidad y aseguró que sus hermanos eran unos ignorantes y que él sí sabía hacerlo. Su cabeza también fue a dar a manos de Eleguá.

Los tres murieron en el intento de ser más sabios que aquel que los había enseñado. Por eso se dice que la Oreja no pasa cabeza, una importante y sabia enseñanza que debemos recordar siempre antes de porfiar y discutir con un mayor.

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