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El Gorro Yoruba, una herencia religiosa sagrada ►Signo Ogbe Otura

Gorro yoruba

Ogbe Otura vivía en una humilde cabaña con su padre, quien se encontraba enfermo.

Tiempo después el anciano hombre falleció, dejándole de herencia a su hijo un gorro ceremonial como única herencia.

Pataki donde el Ashé se encontraba en el Gorro Ceremonial

Ogbe Otura al encontrarse solo comenzó a pasar necesidades, este al ver que no avanzaba en la vida acudió al pie de Orunmila para que el gran adivino lo ayudase a salir de la encrucijada en la que se encontraba.

  • Orula entonces comenzó a consultar al hombre, al que le preguntó si su padre le había heredado algún bien.
  • Este contestó que era un mendigo y que no poseía ninguna fortuna.
  • Pero luego de pensar se percató que había recibido un gorro ceremonial, el que había dejado en su cabaña por considerarlo insignificante.

El oráculo de Ifá le comunicó entonces al religioso que debía buscar el gorro pues en él se encontraba el Ashé que necesitaba, por lo que debía traerlo ante el tablero para consagrarlo y hacer un ebbó en el que debía inmolar dos gallos al espíritu de su padre en el río.

Después de realizar el sacrificio a nombre de su padre se realizó una misa y el espíritu vino para darle algunos consejos a Ogbe Otura con el fin de guiar a su hijo para que pudiese mejorar su posición.

Siguiendo la palabra de Ifá en otras tierras se encontra la Suerte

Una vez que culminaron todas las ceremonias Ogbe Otura partió hacia su casa y de camino se topó a un anciano que solicitaba ayuda, entonces el individuo socorrió al señor.

El anciano aconsejó al hombre que partiera hacia otro pueblo en búsqueda de suerte pues allí le esperaba un futuro mejor.

Entonces Ogbe Otura llevando su gorro emprendió un nuevo rumbo y al llegar a su destino se percató que faltaba el sol y el agua escaseaba.

Ogbe Otura pidió unas guineas y se las sacrificó a Olorun y el Orisha en pago le devolvió los rayos del sol al pueblo y su situación mejoró.

Por su inteligencia y su fácil búsqueda de soluciones los pobladores lo acogieron con gran devoción.

A la mañana siguiente Ogbe Otura llevando su gorro ceremonial realizó otro sacrificio a Olofin y tras muchas rogaciones la deidad les envió la lluvia.

Y con la unión de los rayos del sol y el agua las tierras se hicieron fértiles y los cultivos afloraron, la agricultura creció en estas tierras y con su comercio los hombres y mujeres obtuvieron un pago justo por sus productos prosperando en la vida.

Desde ese día en cada ceremonia religiosa los hombres para implorarle a los Orishas cubren su cabeza.

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