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Ikú, la entidad que lleva las almas de los hombres ante Olofin

Ikú

Ikú es el nombre con el que se representa a la muerte en el Panteón Yoruba.

La historia la recoge como una de las fuerzas sobrenaturales más polémicas y controversiales, al ser esta la encargada de buscar las almas de los hombres al llegar el fin de su existencia terrenal.

Es una entidad transformista, pues posee la facultad de adoptar la apariencia que guste, suele representarse como un esqueleto humano cubierto por una toga negra la cual resguarda entre sus brazos una guadaña.

La Parca, nombre con el que se conoce en otras culturas cumple estrictamente las órdenes de Olofin, custodia las almas y las entrega ante él, con la finalidad de que Olodumare juzgue si estas merecen ir al Ará Orún o si deben regresar al Aivé hasta culminar su propósito.

Antes de llevar los espíritus consigo, Ikú debe encontrar el modo de acceder a la morada, esta penetra hacia su interior mediante agujeros, objetos rotos y entradas entreabiertas.

Pataki sobre Ikú La Muerte  

Al principio de los tiempos todos los hombres que habitaban el mundo ignoraban la existencia de la muerte, cuando empezaron a escasear los recursos para la subsistencia los más jóvenes se quejaron ante Olofin pues creían que los primeros humanos ya habían vivido lo suficiente.

Ante tal petición el Creador convocó a Oyá la Orisha de la centella a quien le pidió que encontrase a la muerte y la llevara con los hombres y esta se negó pues no creía que fuese justo despojar a los pobladores de la vida sin un motivo sustancial.

Entonces Olofin pidió a Babalú Ayé que acompañara a Arun y a sus hermanos al plano terrenal y que solo fuesen llevados a Olodumare los que padecieran de sus males.

Ikú era una Orisha, producto a su arrogancia fue despojada de este privilegio, lo que provocó que pasase a dirigir los Ajogún o Soldados del mal algunos de estos conocidos bajo los nombres de aro, ofo y akobá.

Lo cierto es que ha sido señalada y odiada por muchos pues ningún ser humano está preparado para dejar ir a un ser querido, para otros Ikú es el dulce consuelo de que el dolor de las enfermedades terminales ha llegado a su fin y de este modo pueden descansar en paz.

La influencia de su descendencia sobre la raza humana

Sus hijos son, Arun el cual representa la enfermedad, el segundo es Tau quien personifica a el malestar y su descendiente menor es Avuvo identificado como la fiebre, son los encargados de iniciar la tarea que posteriormente culminará su madre.

El ildé de Orula e Ikú

Relata la leyenda que Ikú merodeaba la tierra arrasando con todas las almas que encontraba a su paso.

Orunmila el gran adivino al percatarse de este suceso marcó a sus hijos con un collar y un ildé de cuentas verdes y amarillas y pactó con la muerte diciéndole que debía respetar la vida de los que llevasen esta representación hasta el momento en que Olofin dictaminara que diesen su último aliento.

Acuerdo que fue respetado por esta y que sigue en pie en la actualidad.

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