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Pataki ≫ Yemayá la dueña del mundo es coronada como Madre de las Aguas

Madre Yemayá

Al principio de los tiempos sobre el plano terrestre solo existían rocas y fuego, escaseaba el oxígeno y no existía la fauna ni la flora que conocemos hoy en día, pues era imposible hallar una gota de agua que propiciara el surgimiento de la vida en nuestro planeta.  

Entonces tras dar un largo recorrido entre brasas y cenizas, Olofin decidió sembrar vida en la tierra por lo que tomó el vapor que emanaba de la superficie ardiente de las rocas y lo moldeó entre sus manos hasta conseguir formar las nubes, las que elevó hasta el cielo.

De las nubes surgieron pequeñas goticas de agua las que poco a poco se encargaron de apaciguar el fuego hasta hacerlo desaparecer casi por completo, este fue el momento idóneo para que el sabio Orisha introdujera el nacimiento del hombre y los animales, suceso que estuvo estrechamente vinculado al germinar de las plantas.

El surgimiento de Olokun y sus secretos

En los profundos huecos que quedaron sobre el suelo se formaron grandes embalses de agua surgiendo la Orisha Olokun quien se llevó a las profundidades de esta fuente de agua, que posteriormente fue llamada océano, los secretos de la creación del universo.

Nacen Oshún y sus ríos

El agua que se aisló en el océano era salada y no podía ser consumida por ningún ser vivo, por lo que Olofin tornó dulce otras fuentes de abasto de la misma recibiendo el nombre de río.

Lugar donde se asentó Oshún la reina de la miel de abejas y estableció sus dominios.

La madre Yemayá al cuidado del mar y los hombres

Yemayá, quien es una Orisha muy astuta se percató de que la superficie marina quedaba desprotegida y que debido a este fenómeno ocurrían múltiples accidentes que atentaban contra la existencia de la raza humana, por este motivo comenzó a proteger al hombre a la par que velaba por el bienestar de la superficie oceánica y el arrecife.

Debido al éxito que surgió de la realización de esta custodia a manos de Yemayá, tuvo lugar su apego por los humanos motivo por el cual Olofin nombró a la santa como madre del mundo.

Esta le planteó al gran Orisha la necesidad de expandir el océano para que todos sus hijos pudieran obtener subsistencia del mismo, petición que fue escuchada y cumplida a cabalidad y a partir de ese día nacieron los océanos y las playas, coronándose Yemayá como madre de aguas.

Siendo precisamente en estos lugares en los que reina la deidad del arrecife.

Desde sus dominios vela por la seguridad y el desenvolvimiento de sus hijos quienes la visitan en la costa para rendirle tributos y realizarle rogativas, súplicas que la santa escucha con atención y cuidado con el fin de obrar con el bien y de facilitar el cumplimiento de las aspiraciones del hombre, en dependencia del merecimiento de cada ser humano que acude a su casa con el fin de obtener su bendición.

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