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Rezo a San Juan de la Cruz ¡Ayúdanos con nuestras pesadas cruces!

Oración a San Juan de la Cruz

San Juan de la Cruz es un santo venerado en la fe cristiana, su historia de vida se desarrolló en la comunidad española de Castilla y León donde desde muy pequeño tuvo que aferrarse a la fe para superar los desmanes que la vida le ocasionó.

La hambruna, la insalubridad y el auge de enfermedades infecto contagiosas marcaron su vida, en el justo momento en que sus padres partieron hacia el reino de los cielos producto a estos males.

Gracias a la caridad fue acogido en colegios donde logró formarse y recibir educación.

Años más tarde se recibió desempeñando labores asistenciales de medicina y enfermería, devolviendo con estas acciones parte de la ayuda a la que él mismo en su niñez se había acogido.

Demostrando desde ese entonces la sencillez y la humildad que lo caracterizaron por el resto de su vida.

Obras del patrono de los poetas ¿Qué hizo San Juan de la Cruz?

Entre su obra religiosa destaca el ser reformador de la Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo y cofundador de la Orden de los Carmelitas Descalzos con Santa Teresa de Jesús.

En el año 1952 se estableció a San Juan de la Cruz como santo patrono de los poetas en lengua española.

Luego de su fallecimiento y en honor a sus múltiples actos de fe y amor al prójimo fue canonizado por la Iglesia Católica.

  • La festividad en la que se rinde homenaje a San Juan de la Cruz se celebra cada año el 14 de diciembre, oportunidad en la que la Iglesia realiza obras de caridad basadas fundamentalmente en entregar ropa y comida a los más necesitados.

Oración a San Juan de la Cruz para las dificultades

Vuestro emblema fue siempre padecer y ser despreciado.

Oh si pudiese yo al menos resignarme en mis tribulaciones, ya que no soy tan generoso como tú en el padecer y ser despreciado.

A ti pues, en tantos sufrimientos fuiste siempre paciente, resignado y gozoso, a ti me encomiendo para que me enseñéis a resignarme en mis penas.

Tampoco me faltan fuertes pesares y pesadas cruces y muy a menudo cansado y desalentado me quedo, me abato y caigo.

Ten compasión de mí y ayúdame a llevar con resignación y gozo mis cruces, con la mirada siempre vuelta al cielo.

Os tomo por protector mío, por mi maestro y sé mi guía aquí en la tierra, para ser vuestro compañero en la patria del paraíso. Amén.

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