El Papa Francisco acostumbraba decir esta oración en favor a todas las almas que dejaban la tierra para realizar una peregrinación hacia el reino de los cielos para encontrarse con Dios y a este entregar en el juicio final sus virtudes y sus defectos.
El sumo pontífice reconocía en la oración el elemento de salvación que los espíritus necesitaban para no desviarse de su camino hasta el cielo, viendo la muerte como una evolución hacia un mundo mejor libre de:
- Impurezas,
- enfermedades y
- preocupaciones,
Lugar donde los dolores cesarían y el reencuentro con nuestros antepasados sería posible.
Esta plegaria podría acompañar el novenario que con esmero realizamos a los difuntos a partir de su muerte por nueve días consecutivos.
De esta manera le damos una prueba de nuestro amor y le ofrecemos la garantía de que los acompañaremos en el pensamiento para enfrentar esta nueva parte de su existencia.
Mediante este rezo:
Se reconoce el poder de Dios sobre la vida y la muerte colocando al Señor como el salvador y no el verdugo, haciendo énfasis en lo necesaria que es la fe en la vida, pero también durante la muerte.
Oración para rezar por los Difuntos y elevar su alma
Dios de infinita misericordia confiamos a tu bondad a cuantos han dejado este mundo para la eternidad, donde tú esperas a toda la humanidad.
Redimida por la sangre preciosa de Jesucristo muerto en rescate por todos nuestros pecados.
No mires señor tantas pobrezas miserias y debilidades humanas con las que nos presentaremos ante el tribunal para ser juzgados para la felicidad o la condena.
Míranos con la mirada piadosa que nace de la ternura de tu corazón y ayúdanos a transitar en el camino de una completa purificación.
Que ninguno de tus hijos se pierda en el fuego eterno donde ya no puede haber arrepentimiento.
Te confiamos señor el alma de nuestros seres queridos y las personas que han muerto sin el consuelo sacramental o no han tenido manera de arrepentirse ni siquiera al final de sus días.
Que nadie tenga el temor de encontrarte después de la peregrinación terrenal, en la esperanza de ser acogidos en los brazos de la infinita misericordia.
La hermana muerte corporal nos encuentra vigilantes en la oración y llenos de todo bien recogido en nuestra larga o breve existencia.
Señor que nada nos aleje de ti en esta tierra, sino que siempre nos sostengas en el ardiente deseo de reposar serena y eternamente, Amén.