La inmensidad de las pequeñas cosas.
“Todo lo que nace muere»… este es nuestro destino, pero a veces no calculamos el verdadero valor de estar vivos y de disfrutar esas «pequeñas cosas» que son las más grandes y verdaderas, saborear cada palabra, respiro, gestos, abrazos, besos.
Y aun así debemos enfrentarnos a que unos se crean mejores que otros, a que la envidia crezca a nuestro alrededor, a que los valores se pierdan en nuestra bendecida religión o que muchos crean que vivirán por siempre y se llevarán todo lo que poseen en la tierra, cuando en realidad sólo cargamos con lo que Olofin determine.
Ashé pa’ la Osha. Ashé pa’ usted.
La salud: riqueza que solo apreciamos cuando se pierde.
La salud es lo más primordial en nuestra vida, sin ella no tenemos absolutamente nada, no somos nadie y por nadie podemos hacer nada.
A Baba Obatalá ponle una torre de merengue esparciendo sobre ella pequeños pedacitos de manteca de cacao, y en la cima una bandera blanca para salir victorioso.
A los 24 días llévala a una montaña y deposítala.
Este castillo de merengue estabiliza la salud, pero mucho «ojo», recuerde que sin fe nada funciona.
Bendiciones y mucha salud para todos.
La familia: Tesoro invaluable
Consejos de esta humilde servidora:
Disfruta de tu familia lo que más puedas, escoge un camino como Eleggúa y anda en él con fuerza y determinación como Oggún y Shangó.
Elige corazones sanos, deja atrás odios y envidias.
Ve perdonando como Yemayá, aprovecha tu tiempo en disfrutar de los que amas y te aman, ten paciencia como Obatalá, sueña mucho pero alto y lejos y confía en que llegarás.
Ríe como Oshún y que la bendición de Olofin, Olorun y Oloddumare nos alcance siempre abures.