Aggayú Solá es un Orisha mayor, el padre de Shangó y el gigante de la Ocha. Es la deidad de la tierra seca, del desierto y patrón de los caminantes y porteadores. Protege a los automovilistas, aviadores y estibadores.
Es él quien carga a los niños pequeños en sus hombros, y los traslada de un lugar a otro con sus pasos largos y zancada fuertes, por ello su sincretismo con el santo San Cristóbal, ambos considerados gigantes de magnánima fortaleza.
Veamos ahora, un patakí que lo relaciona con su hijo Shangó, el rey del fuego, del trueno, del baile y los tambores:
Pataki de Shangó y su padre Aggayú
Cuentan las leyendas yorubas que de la unión de Aggayú Solá, gigante Orisha y de Yemayá, Reina de los Mares, nació el dios del Trueno, Shangó, aunque Aggayú no supo nada y por ello esta historia.
Por aquellos tiempos cuentan que el gigante era cruel y déspota y todos le temían. Tal era su autoridad que dejaba la puerta de su casa abierta y abarrotaba la entrada de viandas y frutas, pero nadie se atrevía a tomar ni una sola.
Pero Shangó es el Orisha del Trueno y guerrero arrojado y sin miedo se metió en la casa de Aggayú y se comió todo lo que encontró, incluso se acostó a dormir en su misma estera.
Cuando Aggayú volvió del campo vio al intruso en su casa, sin reconocerlo como su hijo, y sin pensarlo, agarró a Shangó y lo tiró dentro de una hoguera. Pero por supuesto, el dios del Trueno no ardió, porque es una deidad de fuego.
Aggayú decidido, lo llevó entones a la orilla del mar para ahogarlo, pero su madre, la dueña absoluta del mar, Yemayá, apareció y le hizo saber que Shangó era su propio hijo, por lo que no podía hacerle daño.
Aggayú llega a un acuerdo con el Rey del fuego
Pero Shangó no paró de causarle incordios a su padre Aggayú. Un día pasó por la tierra de Orunzale y vio que la gente del pueblo andaba como los zombies, sin mirar a su alrededor, sin comer y sin dormir.
Shangó montó en cólera y decidió saber quién era el rey del pueblo y, tras muchos esfuerzos, descubrió que era Aggayú.
Así fue a visitarlo y ante los cuestionamientos de Aggayú por su visita, le dijo que ese pueblo no podía tener a la cabeza un rey tan fuerte porque las personas no oyen, no contestan, no hablan.
Le pidió que dejara de hacer sufrir a las personas y finalmente se entendieron ambas deidades. Desde entonces, Shangó va a la cabeza y Aggayú a los hombros. Es por eso que los hijos de Aggayú dicen: «Shangó con orun para Aggayú».
Aunque debemos puntualizar, que en otros cultos esta deidad sí se corona, en Cuba, por ejemplo, Aggayú Solá se corona en Matanzas, en Tierra Arará.