Shangó, rey del trueno y poderoso guerrero de la Ocha, se ha visto vinculado en numerosos patakíes a Oggún, Orisha patrón de los herreros y poseedor de los metales.
Ambos, tienen una eterna enemistad que se explica de numerosas maneras y a partir de múltiples historias.
Algunos patakís se vinculan a las Orishas femeninas que han sido la causa de las peleas por amor entre los dos poderosos dioses, como Oshún y Oyá, mientras que otros relatan enfrentamientos a causa de las férreas voluntades de ambos.
Shangó, Oggún y el perro
Este patakí cuenta que a Ogún le gustaba tomar otí (aguardiente) en un establecimiento que era propiedad de Yemayá, que en ese momento era esposa de Shangó.
Pero a Ogún le empezaron a ir mal los negocios y se entregó cada vez más a la bebida. Así, su dinero se acabó y su cuenta creció en aquel establecimiento, hasta que llegó el momento en que no podía pagarla.
Yemayá le quiso cobrar lo que adeudaba, pero Oggún siempre le contestaba con evasivas porque no tenía el dinero que le debía.
El enfrentamiento de los Guerreros
Enterado el poderoso Shangó de que Ogún no había querido pagarle a Yemayá el monto de la cuenta de sus múltiples noches en el establecimiento de su propiedad, decidió ir a casa de este con la intención de cobrarle por las buenas o por las malas.
Oggún y Shangó siempre habían sido rivales en el amor, por lo que el dios herrero se preparó para enfrentar a su antiguo competidor.
Así, cuando Ogún vio a su rival y actual acreedor acercarse a su vivienda, le ordenó a uno de sus perros que lo atacara.
El perro, un inmenso animal, se abalanzó a la orden sobre Shangó, pero este, sin inmutarse, le puso una mano en la cabeza y comenzó a pronunciar un conjuro que lo hizo empequeñecerse de inmediato, así que quedó como un cachorro pequeñín.
Ogún reconoció entonces la derrota y le juró a Shangó que buscaría el dinero y pagaría al día siguiente de cualquier modo.
El dios del rayo aceptó el plazo y le exigió que, además, le entregara el perro por las molestias que le había causado.
Desde entonces Shangó se hace acompañar de un perro pequeño, que por su tamaño se llama Lube.