Shangó es un Osha guerrero, el rey de la religión Yoruba y uno de los Orishas más populares para las personas que siguen la Regla de la Ocha (santería), por su sentido de la justicia, sus poderes y su pasión.
Está en el grupo de los Oshas de cabecera y es el Orisha de la justicia, la danza, la fuerza viril, los truenos, los rayos y el fuego, dueño de los tambores Batá, Wemileres, Ilú Batá o Bembés, del baile y la música.
Es el dueño también, del sistema religioso de Osha-Ifá y es él quien representa el mayor número de situaciones favorables y desfavorables.
Según cuentan las leyendas yorubas, fue Shangó el primer dueño e intérprete del oráculo de Ifá, y es adivino del oráculo del Diloggún y del de Biange y Aditoto.
Shangó fue el cuarto Alafín o rey de Òyó, esta es la segunda dinastía de Oduduwá, luego de la destrucción de Katonga, la primera capital administrativa del imperio Yoruba.
Shangó Alafin, el rey justo
Cuentan los patakíes que en este camino de Shangó Alafin, la deidad está asociada a la realeza, la legislación y el gobierno.
Fue un rey estricto y justo que llevó a su pueblo a mejorar económicamente.
Shangó Alafin o Alafi Alafi es un sabio muy respetado por su sentido del deber y la justicia y por el correcto uso de la autoridad que le proporcionaron el respeto de los mismos dioses.
Las enseñanzas de Ifá y Shangó Alafi Alafi
Shangó Alafin fue a la Tierra, pues las personas habían olvidado las enseñanzas de Ifá y estaban marchando a su propia destrucción.
Así que Alafin fue enviado con su hermano Oloddumare, para limpiar a la humanidad y que el pueblo siguiera y respetara nuevamente las enseñanzas y los mandamientos de Ifá.
Este camino de Shangó llegó en un momento trascendental de la historia Yoruba, y fue un rey guerrero al cual los generales de Ibadan amaban, pues ayudó a construir las formaciones de batalla y con sus conocimientos y conquistas el imperio Yoruba se extendió desde Mauritania hasta Gabón.
Aunque luego de que se hizo rey, el pueblo lo tildó de demasiado estricto e incluso de tirano.