Inle es el Médico de la Ocha, el Orisha más bello del panteón yoruba. Es andrógino, puede tener características femeninas y masculinas y en su figura, simboliza la pesca y la recolección.
¿Quién es Inle en la santería?
Se le conoce como el Orisha de la economía extractiva y es patrón de los médicos, peces y dueño del río. Es la personificación de la tierra, por lo que vive en ella y también en el agua.
Inle es un Orisha mayor por sus inmensos poderes como médico de la Ocha, considerado sanador, cazador y pescador.
Su nombre es Inle Ayayá y es guerrero en el mar y en la tierra, está representado en la naturaleza por el pescado. Se le debe inmensa devoción por su rol como curandero y representante del crecimiento económico.
Es compañero de la Diosa del Amor, Ochún, pues se dice que se casaron e incluso tuvieron un hijo. También fue pareja de la Diosa de los Mares, Yemayá, y lleva en sí, detalles de ambas.
Como Médico de la Ocha, Inle representa la salud que se recibe para apartar las enfermedades y a él se recurre con ese fin. Es proveedor del sustento humano y guía de los caminantes.
Su nombre proviene del Yorùbá Erìnlè que significa «El alimento que da la tierra» y es hijo de Obbatalá y Yembó. Su herramienta principal, consta de una base de plomo de la cual sale una T de material plateado o de plata, que lleva enroscadas dos serpientes y en cuyos extremos pende de un lado un pez y del otro una flecha o arpón.
Sincretismo de Inle
Debido a la trata esclavista, los africanos traídos a América debieron ocultar su religión y para ello sincretizaron a los Orishas en la figura de santos de la religión católica.
Santos que están relacionados al igual que el orisha con la sanación de enfermedades y la salud. Por ello Inle sincretiza con:
- San Rafael Arcángel
- San Roque
San Rafael Arcángel, el que sana
San Rafael Arcángel es uno de los tres arcángeles conocidos por nombre dentro del cristianismo católico y ortodoxo. Los otros dos arcángeles son Miguel y Gabriel.
Su nombre proviene del hebreo: Rafa-El, que significa ‘Dios sana’ o ‘Dios Él ha sanado’ o ‘¡sana, El!’ o ‘medicina de Dios’, por lo que se le conoce como el ángel sanador.
Es uno de los tres santos militares de la corte celestial y su historia está referida en el Libro de Tobías del Antiguo Testamento. Fue enviado para responder a las oraciones de Tobías y de Sara.
Para La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, Rafael es considerado un ángel del Señor que, junto con otros ángeles como Gabriel y Miguel, participó en la Restauración del evangelio.
Muchos indican que el Arcángel Rafael es el patrono de Córdoba, aunque realmente son los mártires Acisclo y Victoria. Pero sí debemos mencionar que San Rafael es el custodio de esa ciudad, pues desde la Edad Media en ese territorio se encomendaron a su cuidado ante una epidemia de peste.
También cuentan las leyendas que gracias a él se dio el hallazgo de las reliquias de los Santos Mártires cordobeses cuya urna se conserva en la Basílica Menor de San Pedro de la capital. Cuentan que el mismo arcángel San Rafael las autentificó. Así, el Concilio Provincial de Toledo del 22 de enero de 1583 las declaró auténticas.
El Arcángel San Rafael, es igualmente y junto con la Santísima Virgen del Rosario, Patrón de la ciudad albaceteña de Hellín.
La devoción a los tres arcángeles es inmensa en la fe religiosa de todo católico, por lo que son muchos los devotos del mundo que se encomiendan a la sagrada protección de San Rafael Arcángel.
Arcángel San Rafael, la oración para alejar males, enemigos, envidias y enfermedades
A él se le pide por la salud y por el fin de las enfermedades. Ofrecemos a continuación una oración para rezarle a San Rafael Arcángel:
Gloriosísimo príncipe San Rafael, antorcha dulcísima de los palacios eternos, caudillo de los ejércitos del Todopoderoso, emisario de la divinidad, órgano de sus providencias, ejecutor de sus órdenes, secretario de sus arcanos, recurso universal de todos los hijos de Adán, amigo de tus devotos, compañero de los caminantes, maestro de la virtud, protector de la castidad, socorro de los afligidos, médico de los enfermos, auxilio de los perseguidos, azote de los demonios, tesoro riquísimo de los caudales de Dios…
Tú eres ángel santo, uno de aquellos siete nobilísimos espíritus que rodean al trono del altísimo.
Confiados en el gran amor que has manifestado a los hombres, te suplicamos humildes nos defiendas de las asechanzas y tentaciones del demonio en todos los pasos y estaciones de nuestra vida, que alejes de nosotros los peligros del alma y cuerpo poniendo freno a nuestras pasiones delincuentes y a los enemigos que nos tiranizan, que derribes en todas partes y principalmente en el mundo católico el cruel monstruo de las herejías y la incredulidad que intenta devorarnos.
Te pedimos también con todo el fervor de nuestro espíritu, hagas se dilate y extienda más el Santo Evangelio, con la práctica de la moral. Que asistas al romano pontífice y a los demás pastores, y concedas unidad en la verdad a las autoridades y magistrados cristianos.
Por último, te suplicamos nos alcances del trono de Dios –a quien tan inmediato asistes–, el inestimable don de la gracia, para que por medio de ella seamos un día vuestros perpetuos compañeros en la gloria.
Amén
San Roque, Santo protector ante la peste y toda clase de epidemias
San Roque está considerado el Santo protector ante la peste y toda clase de epidemias, es además protector de peregrinos, enfermeros, cirujanos, entre otros.
De más está decir, que en estos tiempos en que una pandemia está azotando al mundo, millones de personas solicitan mediante rezos su intervención divina para terminar con la enfermedad.
De San Roque se dice, era dueño de una fortuna considerable, pero se acordó del consejo de Jesucristo:
«Si quieres ser perfecto, da tus bienes a los pobres y sígueme».
Y así distribuyó sus bienes entre los necesitados.
Luego se vistió de peregrino y emprendió viaje hacia Roma. Recorrió Italia y se dedicó a curar a todos los infectados de la peste. Las personas le agradecían y la leyenda ya decía que San Roque obraba milagros.
Desde Venecia se extendió su culto alcanzando el mundo germánico y a los Países Bajos. Justamente en Venecia se fundó una cofradía en su honor, que se dedicó al hospedaje de enfermos de peste y que fue conocida como Confraternista o Scuole de San Rocco.
San Roque es el santo patrón de la ciudad de Callosa de Segura en Alicante. Allí la leyenda dice que curó a un pastor milagrosamente, por lo que le construyeron una ermita.
En esta ciudad se celebró en uno festejo inmenso en el año 2009, el VI Centenario de la Gloriosa Aparición de San Roque.
En México, específicamente en Guadalajara, se realiza la quema anual de un boto en honor al santo en la medianoche del día 15 de agosto, mientras que, en Asturias, España, se celebra una Fiesta de Interés Turístico Nacional que incluye una gran procesión con la imagen de San Roque y un festival folclórico.
En la española Coruña, todas las fiestas giran en torno al día 16 de agosto y a la figura de San Roque y así en muchas ciudades de esa nación europea, de las cuales es patrón.
Oración de San Roque para alejar enfermedades
A San Roque, le rogamos por la curación y por el fin de la enfermedad. A continuación, mostramos una oración para rezarle:
Preciosísimo confesor de Cristo, glorioso San Roque, otro David de la ley de gracia por la mansedumbre y rectitud de corazón; nuevo Tobías en el tiernísimo afecto para con los pobres y por la constancia en ejercer las obras de misericordia; cual otro Job, prodigio estupendo de paciencia y fortaleza en los dolores y trabajos con que el Cielo te probó:
¡Cuánto me alegro que en este mundo orgulloso, sensual y ambicioso, aparezcas Tú tan pobre, humilde y mortificado, distribuyendo a los pobres tu opulentísimo patrimonio, y mendigando el pan hasta Roma en traje de peregrino!
Y como si nada fueran ni las llagas y dolores, ni el hambre que te aqueja, ni el abandono en que te ves, hasta no tener a veces más recurso ni amparo que el pan que te envía el cielo por medio de un prodigioso perro; como si nada fuera aún el verte encerrado en un horrible calabozo cinco años enteros por tu mismo tío, que, sin conocerte, te trata de espía; te entregas generoso a los rigores de la más asombrosa penitencia.
¡Oh! ¡Cuánto condena esta, tu vida penitente, pobre y humilde, el orgullo, la ambición y sensualidad de la mía! ¡Ah! no extraño seas tú visitado con indecibles favores y gracias celestiales, al paso que yo soy castigado por la divina Justicia, con razón irritada por los vicios y pecados míos.
Pero aplácala, dulce Patrón y abogado contra la peste. Tú que libraste a Roma, Plasencia y tantas otras ciudades de este azote devastador, libradme también a mí y libra de él a esta tu ciudad que pone en ti toda su confianza.
Cúmplase en nosotros la dulce promesa que el Cielo dejó escrita en aquella misteriosa tabla que apareció sobre tu glorioso cadáver: “Los que, tocados por la peste, invocaren a mi siervo Roque, se librarán por su intercesión de esta cruel enfermedad”.
(Pídase al Santo la gracia que se desea, y récense luego cinco Padre Nuestros, Ave Marías y Gloria Patri en memoria de los cinco años que estuvo preso.)