Durante una ceremonia religiosa Ashikuelu fue invocado por los sacerdotes de Ifá, motivo por el cual se requirió su presencia sobre la tierra.
A su llegada al plano terrestre el sol se escondió entre las nubes, y una vez resuelto el problema que aquejaba a los hijos del tablero y el ékuele, la deidad decidió dar un paseo recorriendo los campos de flores.
La madre naturaleza y su hija Afokoyeri
Durante su recorrido observó a una mujer que caminaba entre las flores acompañada por su hija, en silencio comenzó a acercarse sin que nadie pudiese verlo percatándose que al paso de ambas féminas los pastos se tornaban verdes y las plantas florecían y ofrecían sus frutos al caminante.
Entonces pudo percatarse que se encontraba ante la presencia de Inle Oguere la madre naturaleza y su hija Afokoyeri.
En silencio y sumido en sus propios pensamientos descendió a su reino pensando en la belleza de Afokoyeri quien lo había cautivado con su dulzura.
Pasaron seis largos meses y durante este tiempo Ashikuelu se la pasó elaborando estrategias para conquistar el corazón de la noble joven.
- También te puede interesar: ¿Quién es la Deidad Ashikuelu? El Eshu de Ifá que guía a los Eggunes
Ashikuelu conquista el amor de Afokoyeri
Un día decidido por encontrarla y hacerse dueño de su corazón ascendió a la tierra regresando al mismo campo de flores donde la había observado por primera vez.
Sorprendente sería pensar que la deidad desconocía que allí estaría la doncella, valiéndose de sus vastos conocimientos mágicos comenzó a encantarla con el fin de desatar en ella la llama de la pasión, pero Afokoyeri era tan pura que las hechicerías no la perjudicaban pues esta había sido bendecida por su madre, el espíritu de la naturaleza.
Al ver que sus estrategias eran en balde, decidió tomar otro sendero, aturdido bajo una cuesta sin percatarse de lo angosto del camino, en un mal paso perdió la estabilidad al soltar su bastón, dicho Orisha cayó al suelo rodando por el terreno empinado.
Al recuperar la conciencia vio ante sus ojos a Afokoyeri quien lo había cuidado mientras se encontraba inconsciente y fue entonces que de una simple mirada surgió una primera chispa de amor entre ambos.
Pasaron los días y el interés fue creciendo poco a poco entre los jóvenes, quienes llegaron a enamorarse profundamente sin la necesidad de encantamientos ni polvos mágicos.
Por las continuas visitas de Ashikuelu a la tierra el sol se ocultaba de forma muy seguida hecho que, sin conocer el motivo, tenía preocupada a Inle Oguere, quien comenzó a buscar una solución para tal fenómeno.
Ashikuelu que sabía que la madre naturaleza se opondría a su unión con su única descendiente por ser estos dos seres totalmente distintos, se llevó a Afokoyeri a las entrañas de la tierra donde comenzaron a vivir su romance, al paso de los días la joven sentía la ausencia de su madre por lo que anhelaba regresar a su lado.
Se establece un pacto y así nacen las cuatro estaciones del año
Un día sin que Ashikuelu lo supiera, su joven esposa ascendió a la tierra, encontrándose a su paso los campos devastados y marchitos, producto a la tristeza que la madre tierra sentía por la separación de su hija.
Cuando estuvieron frente a frente madre e hija, sus corazones se rebosaron de alegría y supieron que nunca más debían separase por tanto tiempo.
Enfurecido Ashikuelu vino a la tierra y fue solo el trazado de un pacto de convivencia lo que aplacó las circunstancias, quedando establecido entonces que Afokoyeri viviría sobre la tierra unos meses y en el inframundo los siguientes, naciendo de este modo las cuatro estaciones del año.