A través de estos patakis el odun Ogbe Irete aconseja a los religiosos a no decir mentiras pues tarde o temprano se acabarán descubriendo los embustes y las personas involucradas pueden pasar bochornos.
Al mismo tiempo Ogbe Irete aconseja que cada ser humano se preocupe por sus acciones y evite el querer dañar a otros con sus acciones o palabras, pues centrarse en uno mismo es la única forma de prosperar en la vida.
Pataki de Irete Ogbe: La bendición del Sol
Este pataki se desarrolla en un pueblo simple como muchos otros, sus aldeanos eran fieles religiosos por lo que se levantaban muy temprano para pedirle la bendición al sol a penas este saliera.
Pero había un joven que el sueño siempre lo vencía, por lo que no podía recibir las bendiciones del Sol, aunque su familia siempre pedía por él.
Los demás pobladores veían que el muchacho tenía buen desenvolvimiento y que a pesar de que no se levantaba para pedir la bendición del sol, esta le llegaba mediante su familia.
Hecho que tenía muy molestos a sus vecinos quienes consideraban que para ser bendecido este debía sacrificarse.
Por lo que fueron a quejarse ante Olofin, quien respondió que:
Cada cual había venido a este mundo con una suerte y que él no podía cambiar eso, por lo que estos debían preocuparse más por sus asuntos y menos por el desenvolvimiento del muchacho a quien el Sol había decidido favorecer.
El Rey desterró a las mujeres por embusteras.
En cierta ocasión Orunmila el gran oráculo de Ifá había asistido al río para efectuar un sacrificio en él.
Unas mujeres que lo observaban armaron un gran alboroto y se quejaron ante el rey acusando a Orula de haber querido envenenar el agua que el pueblo consumía.
El rey al escuchar esto mandó a buscar a Orunmila para que aclarara tal situación.
Este quedó anonadado por lo sucedido, el monarca preguntó al adivino que había estado haciendo en el río, a lo que este contestó que:
Había estado preparando una consagración y se había visto en la necesidad de realizar un sacrificio animal en sus inmediaciones.
Inmediatamente que Orula terminó de hablar el rey le pidió disculpas por el bochorno que le había causado exonerándolo de todos los cargos de los que se le acusaban.
Y acto seguido como castigo, expulsó a las mujeres de su reino por ser unas embusteras.