«Eran las tres de la tarde cuando mataron a Lola, y dicen los que la vieron, que agonizando decía, yo quiero ver a ese hombre que me ha quitado la vida, yo quiero verlo y besarlo para morirme tranquila´´
Con este fragmento del afamado cantautor Rafael Hernández quedó inmortalizada la muerte de la bella Lola.
Una mujer que sin más fortuna que una inagotable belleza alcanzaría con el decursar de los años la gloria eterna de no morir en el olvido, pues en Cuba todos saben sin importar la fecha en que acontecieron los hechos, que fue a las tres de la tarde cuando la supieron muerta.
La muerte de La Bella Lola ¿Cuál es la historia de Dolores?
Fue la existencia de Lola un misterio hasta nuestros días del que se ha desentrañado muy poco.
Pero a pesar del paso de los años su presencia en el acervo popular no deja de invitarnos a realizar una investigación sobre la vida de quien fuese una de los rostros más exquisitos de la Cuba del siglo XX.
La leyenda del asesinato de Lola guarda incógnitas que intentaron en balde ser sepultadas por el dinero, pues este personaje fue muy querido en el ayer, por lo que el pueblo no dejaría que su memoria fuese manchada sin obtener por esto una subsanación merecida.
¿Quién fue la Bella Lola?
Según fuentes históricas la murciana llamada Dolores Oropesa vivía en un apartamento situado en la esquina de nueva Pilar y Belascoaín, quien fungió como bailarina y que por azares del destino se vio obligada a prostituirse para sobrevivir.
Entre sus amantes destacó un hombre que cegado por los celos dejó a un lado el juramento hipocrático, para poner fin a la vida de la bella joven.
Eran las tres de la tarde cuando mataron a Lola
Fue 1948 el año en el que Lola dejaría este mundo víctima de múltiples heridas por arma blanca en el pecho.
Se presume que su asesino fue un hombre acaudalado perteneciente a los sectores más altos de la sociedad cubana de ese entonces, quien era dado a los placeres de la vida y a la ingestión desmesurada de bebidas alcohólicas.
Se cree que este distinguido señor siempre vestía de negro y que a pesar de portar consigo un revolver, prefirió el uso de un cuchillo para silenciar la belleza de Dolores perpetuamente.
El victimario de tan horrendo crimen fue un médico llamado Edmundo Mas, quien sesgó la vida de Lola una fatídica tarde justo cuando el reloj daba las tres.
Este pensó que debido a la difícil vida de su víctima el hecho quedaría impune, pero cuál sería su sorpresa al descubrir que hasta el presidente en poder Grau San Martín realizaría una evocación a este hecho en medio de uno de sus discursos.
Siendo la frase, eran las tres de la tarde cuando mataron a Lola, una de las más pronunciadas por el pueblo de Cuba desde ese entonces.