El 14 de febrero se celebra internacionalmente el día del amor y la amistad.
Fecha en que se rinde homenaje a San Valentín, mártir que enseñó a la humanidad que no existe fuerza más poderosa en el mundo que el amor, pues:
Este sentimiento es capaz de derrocar a la mayor de las adversidades si es preciso.
Cuando se acerca esta fecha pensamos que es un día para celebrar fundamentalmente el amor de pareja obviando lo necesario que es amarse a uno mismo y a todos aquellos que nos rodean antes de entregar el corazón al amor carnal.
Hacer el bien a otros es la mayor fuente de regocijo que existe, pero para esto debemos sanar nuestras heridas y solo entonces estaremos listos para amar al mundo.
Poderosa Oración a Dios para Amar a los Demás
Señor, hazme un instrumento de tu amor.
Que pueda ver en cada circunstancia de mi vida
Como una oportunidad para crecer en tu amor.
Que pueda ver mí alrededor
Como un lugar para crecer en tu amor.
Y entonces llevar este amor a los demás.
Cuando me siento tentado a ser impaciente,
Ayúdame a ser paciente.
Cuando me siento tentado a ser cruel,
Ayúdame a ser amable.
Cuando me siento tentado a ser celoso,
Ayúdame a ser tolerante.
Cuando me siento tentado a ser jactancioso u orgulloso,
Ayúdame a darte la gloria.
Cuando me siento tentado a ser grosero o egoísta,
Dame el don de la mansedumbre.
Cuando me siento tentado a ofenderme,
Ayúdame a dejar ir.
Cuando me siento tentado a enojarme con alguien,
Dame el don del perdón.
Cuando me siento tentado a ser resentido,
Dame tu poder de amar.
Señor, concédeme que no aproveche ningún placer en criticar a otros,
Pero que vea el bien en ellos, como tú lo haces
Cuando empiezo a concentrarme en las fallas y fracasos de otros,
Dame la fortaleza para elogiar sus logros.
Ayúdame a ser fiel a los que me das para amar.
Ayúdame a creer en ellos, incluso cuando no creen en sí mismos.
A esperar lo mejor de ellos, pero aceptar lo mejor que pueden dar.
Que siempre los defienda
Como siempre tú me defiendes.
Todos los dones y poderes provienen de ti.
Todo llegará a su fin.
Con una excepción importante, ¡el don del amor!
Señor, cuando era niño, pensaba como niño,
Me portaba como niño, y razonaba como niño.
Ahora que me he convertido en adulto,
Libero mis caminos infantiles.
Amén
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