La música como expresión del arte ha sido uno de los medios que el hombre ha utilizado para transmitir sus vivencias, sus miedos, sus alegrías y sus sueños.
Boda negra es una destacada canción de la trova cubana que sin saberlo inmortalizó en sus estrofas una de las leyendas más aterradoramente románticas de la Necrópolis Cristóbal Colón en la Habana.
La pieza musical describe el desafortunado destino de dos amantes que próximos al matrimonio sufrieron la desventura de no ver consumado su deseo de contraer nupcias, pues la novia falleció repentinamente víctima de la tuberculosis.
Julio Flores es uno de los presuntos creadores de la canción, otros aseguran que fuese de la autoría de Carlos Borges, y se especula que fue Alberto Villalón quien llevara el tema a la música.
Una historia de amor con un final triste
Boda negra está inspirada en la vida del intelectual, poeta y periodista Francisco Caamaño de Cárdenas, quien limitado por las exigencias de la época, los pocos avances de la medicina y cuestiones económicas, vio morir a su prometida Irene Gay de Tuberculosis a la corta edad de 18 años.
La joven fue enterrada en la Necrópolis Colón, en la zona conocida como el tramo de los pobres, apartada de las tumbas de los aristócratas y con menos lujos y pompas que los adinerados.
Esto, a sabiendas de que ante los ojos de la muerte ningún lujo es necesario, pues la parca no se impresiona con esto ni acepta sobornos ni regalos.
Irene Gay fue sepultada vestida de novia portando un bouquet sobre sus manos, cumpliéndose con esta acción su última voluntad.
A diario iba al cementerio a visitar la tumba de su hermosa
Su enamorado, quien quedase devastado por su pérdida, acudió diariamente a su encuentro, hasta que pasado tres años durante su exhumación sobornó al enterrador para llevarse los restos mortales de Irene y cuando sus recursos financieros lo permitieran construir un panteón donde pudiesen descansar juntos el día que Francisco falleciera.
Los vecinos, al saber el rumor que envolvía a los amantes, denunciaron a Francisco, temerosos de contraer tuberculosis y movidos por ciertas habladurías y actos de mala fe acusaron al joven de practicar necrofilia y le fueron ocupados los restos mortales de la difunta novia, los que fueron devueltos al cementerio.
Desde esos días lugareños aseguran haber visto el espectro de la novia merodeando el tramo de los pobres de la Necrópolis Colón en búsqueda de la oportunidad de encontrar el camino de regreso a casa con su amor.
Otros testimonios revelan haberla visto rondando la iglesia del cementerio en espera de que su prometido la despose, cumpliendo de esta manera la palabra que en el pasado le había sido empeñada.
Poema Bodas negras
Oye la historia que contóme un día
el viejo enterrador de la comarca:
Era un amante a quien, con saña impía,
su dulce novia le robó la Parca…
Todos los días iba al cementerio
a visitar la tumba de la hermosa;
las gentes murmuraban con misterio:
Es un muerto escapado de una fosa.
En una horrenda noche hizo pedazos
la losa de la tumba abandonada,
cavó la tierra y se llevó en sus brazos
el rígido esqueleto de su amada.
Y allá en su triste habitación sombría,
de un cirio fúnebre a la llama incierta,
sentó a su lado la osamenta fría
y celebró sus bodas con la muerta.
Ató con cintas los desnudos huesos,
el yerto cráneo coronó de flores,
cubrió la horrible boca con sus besos,
y le contó sonriendo sus amores.
Llevó la novia al tálamo mullido,
se tendió junto a ella enamorado,
y para siempre se quedó dormido
¡al esqueleto rígido abrazado!
