Testimonio de amor y devoción al poderoso Orula en su día

Desde muy pequeña vi adorar en mi casa a Orumila, yo provengo de una familia religiosa donde sus dos pilares fundamentales estaban compuestos por una gran espiritista y un consagrado sacerdote de Ifá.

Mi abuelo Pedro Muñoz quien es el Babalawo, al que hago referencia, falleció con más de 37 años de Ifá y siempre creyó que en la correcta interpretación de los odunes de Ifá estaba la respuesta a las problemáticas por las que los religiosos que venían a consultarse al pie de Orula atravesaban.

La celebración a Orula, un día de gratitud y fe

Los cuatro de octubre, día en el que se celebra a Orumila, en mi casa eran fechas inolvidables, recuerdo que desde bien temprano en la mañana y hasta altas horas de la noche venían ahijados de todas partes de La Habana a visitar a Orumila mostrándole su agradecimiento y devoción.

Mi abuelo respetó y amó mucho a Orula, él era una persona sumamente organizada y recuerdo que para esta fecha se preparaba con un mes de antelación, pues pretendía dar un hermoso don de gracia al gran adivino de Ifá bajo su techo.

La apetebí del Ifá de mi abuelo fue su mamá y al esta fallecer mi abuela, su esposa, ocupó su lugar, ella siempre fue una gran cocinera, debido a esto era la encargada de hacerle los dulces a Orula y de ayudar al oluo a atender al oráculo de Ifá.

Con el paso del tiempo esta fecha ha quedado plasmada en mi memoria como uno de esos eventos en los que se experimenta gran felicidad y orgullo.

La palabra de Orula nos guía por el buen camino…

Yo siento que Orumila es un Orisha muy grande, su poder abarca más allá de lo que cualquier ser humano pueda tan siquiera imaginar.

Orula es adivinación, es consagración, es humanidad y es respeto, pues sin sus sabios consejos el hombre no sería capaz de encausar su destino por el buen camino.

Cuando el religioso recibe el ikofa en el caso de las mujeres o la mano de Orula en el caso de los hombres, su vida cambia por completo:

Se encuentra la estabilidad,
se tiene un destino a seguir y
se restaura la salud.

Siendo importante destacar que esta deidad no exonera a nadie de la muerte ni la enfermedad, pero sí ayuda a que esta no ataque al ser humano de una forma extremadamente violenta.

Cuando el religioso es capaz de respetar los consejos de Orula vive una vida más feliz y los obstáculos que se encuentran en su camino quizás lo hagan desviarse temporalmente de sus objetivos, pero no lograrán persuadir del camino correcto.