La influencia espiritista en la religión yoruba es vastísima hoy en día, resultado de un amplio proceso de sincretismo y transculturación mediante el cual los esclavos africanos en tiempos de la colonia, adoptaron algunos rituales para adorar a los espíritus o Egguns.
El máximo exponente de los comienzos espiritistas en Cuba en el siglo XIX es Allan Kardec, un científico y pedagogo francés que se dedicó al estudio de ciertos fenómenos paranormales.
En 1857 se hizo sumamente popular su primera obra titulada «El libro de los espíritus», donde expuso de forma analítica y ordenada una serie de experiencias mediúmnicas o contactos espirituales recogidas en cincuenta cuadernos que le fueron enviados desde distintas partes del mundo.
Él se refería a la percepción espiritista como:
“la ciencia que trata sobre la naturaleza, origen y destino de los espíritus, y de sus relaciones con el mundo corporal”.
Allan Kardec, el contacto con los difuntos
Las investigaciones espirituales de Kardec llegaron también a Cuba que en esa época se caracterizaba por la presencia de un variado grupo de manifestaciones culturales de carácter religioso, sobre todo por el culto sincrético entre el catolicismo y la religión yoruba.
Así, la cultura afrocubana y la identidad de la Isla se llenó también de elementos vinculados al ejercicio espiritual que comenzara Allan Kardec y surgieron nuevas modalidades en los cultos afrocubanos, propiciadas por las concepciones del espiritismo kardeciano.
Variantes afrocubanas devenidas del espiritismo kardeciano
Algunas de las variantes kardecianas que llegaron a la cultura afrocubana fueron el espiritismo de cordón y el cruzado.
El espiritismo cruzado, sobre todo, se unió a los elementos del catolicismo, la santería y del palo monte, y una vez integrados, estructuraron un modo diferente de ejercer los cultos.
El elemento central del espiritismo cruzado es la comunicación con los espíritus mediante los médiums, que son los encargados de establecer contacto con los espíritus de los difuntos.
Y a partir de ello, las creencias de raíz africana en Cuba adoptaron formas rituales espiritistas como el crucifijo, la liturgia, las llamadas bóvedas espirituales, el ejercicio de las misas y en general el culto a los Eggunes o espíritus de los difuntos.
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