Cercano a Caibarién, exactamente ubicado en la cayería norte del archipiélago cubano se erige uno de los destinos turísticos más exóticos de Cuba.
El lugar nombrado como Cayo Las Brujas es un paraíso terrenal para quienes visitan la isla.
Este emblemático paraje natural no es famoso solo por su gran belleza sino por la leyenda que envuelve al destino turístico, la cual se teje con hilos de amor y encantamientos sobrenaturales.
El mito popular que nació de una triste historia de amor
Años atrás comenzó a esparcirse como pólvora un mito popular, en el que muchos pobladores aseguraban que Cayo Las Brujas era el sitio de reunión para muchos espectros fantasmales que buscaban sellar con su arena numerosos pactos.
Formulación que surgió de la vieja leyenda que dio nombre al sitio, donde un aquelarre de brujas asistiera en auxilio a una joven pareja de enamorados, que en antaño fuese perseguida por prejuicios sociales y económicos.
Amores secretos entre Brujas…
La leyenda coloca como protagonistas a una joven de clase acomodada y a un pescador, quienes repudiados por los estereotipos de la sociedad se vieron obligados a vivir su amor en secreto, recibiendo solo la ayuda de los espectros que vagaban en el cayo y del aquelarre de brujas que allí se sesionaba, quienes proveyeron a los enamorados de un lugar paradisíaco para auspiciar sus encuentros.
El padre de la jovencita nunca vio con buenos ojos la unión haciendo hasta lo imposible por separarlos.
Por lo que en cierta ocasión encargó a los hermanos de su primogénita que embriagaran al pescador para que este se viese obligado a faltar en su palabra a su amada, ausentándose a una de sus trabajosas citas.
Se dice que debido a la vergüenza y al abandono infundido en ella por su enamorado la muchacha desapareció en un lugar cercano a la cayería, anulando de este modo todos los rastros de vida sobre su persona y en su defecto el pescador salía todos los días en su embarcación para buscarla siendo guiado por las brujas, quienes lo llevaban hasta el lugar donde podía encontrarse en secreto con su amor.
A la mañana siguiente al regresar a tierra firme el joven aseguraba haber estado con su enamorada y el aquelarre.
Declaración que la totalidad del pueblo nunca terminó de creer pues poseían el conocimiento del deceso de la joven, realidad que llevó a que el pescador fuera tildado de sufrir una enfermedad mental no diagnosticada.
