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El baile de Oyá, la furia de la centella

Baile de Oyá

Oyá es la fuerza de la naturaleza, es el aire que respiramos, es la centella y la tormenta, es el arcoíris, es la reina de los muertos y señora de la vida.

Es la Orisha que provee el aire con la correcta cantidad de oxígeno para mantenernos vivos y en funcionamiento.

Ella propicia los temporales, los vientos fuertes o huracanados y las centellas y así realza su carácter violento e impetuoso. Es la deidad que vive en la puerta de los cementerios.

Es esa diosa que representa los sentimientos lúgubres, el mundo de los muertos y al mismo tiempo las intensas fuerzas naturales, así, Oyá baila intensamente.

La danza de la Orisha de la vida y la muerte

Para el baile de Oyá se viste como la diosa, con un vestido vino y una falda de diferentes colores, 9 en total. También puede vestirse con un vestido de fibra seca de la parte superior de la palma real, llamado yagua. Las cintas de nueve colores cubren su cabeza.

La danza de Oyá es impetuosa como la centella, fuerte como el viento e intensa como la vida y la muerte.

Cuando Oyá baila, menea su iruke (rabo de caballo) para limpiar las malas influencias del aire.

A veces carga con una antorcha encendida en su mano derecha, haciendo fieros círculos mientras gira hacia la izquierda, como si de un vendaval se tratara.

Su baile es muy frenético y muy rápido, a veces difícil de seguir por una audiencia. Es delirante y eufórica, como la guerrera temeraria que es, su danza también es de lucha y combate.

Oyá y su baile de intensos pasos

La danza de Oyá, es una de las representaciones folklóricas afrocubanas más complicadas y a la vez más hermosas e intensas, por sus pasos complicados y su manera de desplazarse con una sensual furia que encanta a la audiencia.

El baile de la dueña de los remolinos es rico en pasos frenéticos. El más básico es el desplazamiento del pie izquierdo por el piso recayendo el peso del cuerpo sobre el derecho con flexión de rodillas.

La bailarina que presta su cuerpo a Oyá, lanza gritos y realiza movimientos violentos que simulan el viento arremolinado.

Ella limpia la maldad entre los observadores, mientras su mano izquierda la apoya en la cintura o sostiene la falda de múltiples colores que simboliza un arcoíris.

Luego hace movimientos ondulatorios con el abdomen y el torso y giros rápidos hacia la izquierda. Se estremece cada vez que tocan los tambores.

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