Lope era un español que se asentó en Cuba cerca del año 1520, actualmente se especula su llegada al territorio nacional fuese movida por intereses financieros.
Durante su estadio en la mayor de las antillas se unió en matrimonio a una india y de esta unión nació una niña a la que llamó Mari Lope.
Esta es la leyenda de Mari Lope, quien nos regaló una hermosa flor
Mari Lope había heredado mucho de su padre, sobre todo el carácter fuerte y alegre que la hacía distinguirse de las demás pequeñas de la zona.
Esta se consideraba una amante de las flores y de la naturaleza en general.
La pequeña creció cultivando flores, guiada por una educación de acuerdo a los principios cristianos sin olvidar sus raíces indígenas, llevando siempre consigo un estandarte en defensa de lo sobrenatural.
Dentro de sus aspiraciones se encontraba conocer el cielo y mediante esta oportunidad a las flores, vivía feliz sin pensar en nada más que las flores y sus padres.
Su belleza ya había despertado el amor en varios jóvenes, pero esta siempre se mostraba indiferente ante sus conquistas, observándose perdida en sus pensamientos.
Del deseo, la tragedia y la muerte nació una flor
Un día llegó a las costas la nave del pirata Jean “El Temerario” un hombre de malos sentimientos y malas intenciones, de esos de los que es preciso apartarse, pues de cualquier modo se sale lastimado estando a su lado.
Los piratas desembarcaron minutos después de su arribo divisando desde la costa a Mari Lope, cuando Jean la vio quedó deslumbrado por su belleza y se propuso hacerla su amante.
Pero la joven se rehusó a ceder ante sus encantos, pues deseaba consagrarse a Dios.
El pirata, inconforme con la respuesta de la doncella, ofreció a esta toda su fortuna, prometiéndole hacerla feliz y rica, a lo que ella apenas prestó atención.
Por más que el hombre le ofrecía, esta terminaba negándolo.
Este inconforme se abalanzó sobre ella, la joven asustada corrió hacia su bohío, y un grupo de piratas que divisaban desde lejos el espectáculo, cerraron el paso a la doncella quien cayó sobre el suelo víctima de un balazo.
Poco se supo de Jean y sus hombres desde ese entonces, pues salieron huyendo temerosos de su crimen.
Y brotaron unas bellas flores amarillas…
El pueblo amaba a Mari Lope y habían jurado vengar su muerte, tiempo después en el lugar en que cayera Mari brotaron unas flores silvestres de un intenso color amarillo, las que fueron bautizadas con su nombre: Marilope.
- Actualmente se ingiere esa planta en cocimientos para sanar muchos males, fundamentalmente los relacionados al tracto gastrointestinal.