Ogbón y Ogboni son Orishas menores del panteón yoruba y hoy en día casi no se reciben, pues son pocos los que mantienen sus cultos.
El misticismo en torno a sus figuras ha aumentado con los años y pocos son los que conocen todos sus secretos, perdidos en una tradición yoruba de siglos que debió pasar por un proceso de sincretismo obligatorio debido a la trata esclavista.
Por ello en Cuba se ha perdido parte del culto a estos Orishas menores, debido a los esfuerzos que tuvieron que hacer los esclavos africanos para adaptar y practicar sus cultos sin que sus amos se percataran.
La trilogía y el sabio Obatalá
Ogbón es hermano de Ogboni y Oggan, y se indica que son caminos del Padre Orisha Obbatalá, por lo que viven junto a él. Y es que se encarga junto a su hermano Oggán, del alma de todos los hijos de Obbatalá cuando fallecen.
Como atributos, Ogbón cuenta con:
- un otá
- 3 flechas
- caracoles.
También entre sus herramientas se encuentra un cofrecito minúsculo de metal que alberga un escarabajo dorado, el cual según se dice es su secreto de Obatalá que vino de Egipto.
Dentro del escarabajo se carga el Ossain y una mano de caracoles muy pequeñitos. Este cofrecito vive junto Obbatalá.
Ogboni por su parte lleva los atributos:
- un otá
- 3 flechas
También se le inmolan palomas blancas.
En las casas que aún practican su culto, suelen tenerlos en tinajitas blancas, y otras en soperitas también blancas y tapados con algodón.
Oggán, el Bastón de Obatalá
Oggán es un Orisha menor conocido por ser el Dueño de la guataca y el cual conforma la trilogía con Ogbón y Ogboni, los tres orishas tienen una relación directa con el gran sabio Obatalá, alrededor de su culto aún se esconden muchos misterios.
Es guardián y escudero de Obatalá, secretario de Oddúa y Ayágguna. Es un Orisha que protege de maldiciones, ampara a la tierra y cuida todo a su paso. También simboliza sentimientos como la envidia, la avaricia y el egoísmo.
En la consagración de un nuevo Ifá, el babalawo padrino coloca los dieciséis collares de la adivinación en la concavidad de una guataca sin cabo y de ahí los pasa a las manos del devoto, en un rito religioso que simboliza el traspaso del secreto a las manos del nuevo babalawo.